El pequeño comenzó su batalla contra la leucemia cuando tenía apenas dos años; hoy tocó la campana en el hospital del IMSS
Por: César Omar Leyva
El pequeño Isaac comenzó su batalla contra la leucemia a los seis años. Hoy, dos años después, tocó la campana en el Hospital General Regional del IMSS, marcando el fin de su tratamiento y el comienzo de su etapa de vigilancia.
Isaac, ahora con ocho años y medio, llegó al Piso 2 del hospital con una sonrisa en el rostro. Horas antes, se había cortado el cabello, sabiendo que las fotos de ese día serían especiales para siempre.
Al llegar, miró la campana, subió a un banquito y comenzó a hacer algunas pruebas para asegurarse de que el sonido fuera lo suficientemente fuerte. Sonrió tímidamente, sin decir una palabra, mientras todos lo felicitaban y él se escondía detrás de su mamá.
El acto simbólico comenzó cuando la doctora Lizeth Bojórquez, su oncóloga desde el 7 de octubre de 2019, le preguntó: "¿Cuánto tiempo esperaste este día?" Isaac, con voz baja, respondió: "Mucho".
La especialista recordó lo valiente que fue Isaac durante todo su tratamiento. "Siempre se mantuvo fuerte y con esa sonrisa tierna que lo caracteriza. Nadie está exento de esta enfermedad, pero saber que alguien ha luchado y salido adelante da esperanza a todos los que siguen en el proceso", dijo la doctora Bojórquez.
Isaac, aún sobre el banquito, miró las cámaras de los enfermeros, amigos y familiares que lo observaban para captar su gran momento. Llamó a su mamá con la mirada, y ella se acercó para abrazarlo, ayudando a calmar sus nervios.
LA CAMPANA ES SÍMBOLO DE ESPERANZA
"Isaac nunca se rindió, y por eso se merece un homenaje hoy y todos los días de su vida", dijo la doctora, mientras miraba a los ojos al pequeño. "Hoy queremos que toques la campana para que todos sepan que luchaste, ganaste y tienes fe en que otros niños también pueden lograrlo", agregó.
Con una sonrisa, Isaac colgó un listón con su nombre en la campana y la hizo sonar con fuerza. El resonar de la campana, un sonido de esperanza, recorrió el piso donde, día tras día, se escriben historias de lucha y superación. Cada toque de campana simboliza una victoria, una señal de que sí se puede.
Tras el simbólico acto, Isaac volvió a abrazar a su mamá y, con emoción contenida, estalló en llanto. Aplausos y lágrimas de felicidad llenaron el ambiente. La doctora Bojórquez, al unirse al abrazo, le dijo: "Es de alegría, lloras de felicidad".
La celebración continuó con regalos y más aplausos. Isaac subió al banquito nuevamente y tocó la campana una vez más, queriendo que todos supieran que había logrado superar su enfermedad. Solo él sabía lo que representaban esas 140 quimioterapias y cuánto deseaba este día.
TUVO UN FESTEJO COMPLETO
Después de tocar la campana, Isaac disfrutó de una comida con pizzas, y más tarde vivió una sorpresa aún mayor: los conductores del programa Te llevo a tu quimio CO organizaron una caravana para llevarlo hasta la laguna del Náinari. Allí, la asociación Amar y Servir le organizó una fiesta en homenaje a su vida y su valiente lucha. Isaac ya no es el niño de dos años que comenzó su tratamiento, pero sigue siendo el mismo niño tierno e inocente, con esa sonrisa especial que lo caracteriza.
La fiesta continuó con la llegada de Sonic, su personaje favorito. Jugaron al fútbol, rompieron piñatas, partieron pastel y disfrutaron de una tarde perfecta, acompañados por un clima fresco que parecía querer unirse a la celebración.
UN GESTO SIMBÓLICO EN LA LAGUNA DEL NÁINARI
Isaac estuvo acompañado en su fiesta por otros niños que están en tratamiento o que, al igual que él, ya han tocado la campana. La doctora Bojórquez se unió al festejo y, juntos, sembraron un árbol en el Jardín de la Esperanza, un lugar destinado a rendir homenaje a los niños y niñas que luchan contra el cáncer.
Así terminó el día especial de Isaac, un verdadero guerrero cuya historia es un testimonio de esperanza y valentía.
