Su imagen sobresaliente y vanguardista se desvaneció con su demolición a finales de los 70, para dar paso a la construcción de la Biblioteca Pública
Por: Oviel Sosa
Sonidos envolventes que emergían de un auditorio al aire libre que contaba con una fisonomía imponente, era el semblante que asomaba la Concha Acústica, una construcción emblemática que dominó el paisaje en las décadas de los 50 hasta los 70 en Ciudad Obregón.
En aquellos años, Cajeme carecía de un espacio propio para la realización de eventos culturales y artísticos. Bajo esa premisa, las autoridades edificaron la Concha Acústica; su diseño fue pensado para que el sonido viajara con armonía y sutileza, lo que daba un toque único al recinto, el cual poseía un diseño arquitectónico que lo distinguía de otras construcciones que se encontraban en aquel entonces en Ciudad Obregón.
CONCHA ACÚSTICA SALTA A ESCENA
Los trabajos para su construcción iniciaron cuando fungía como presidente de Cajeme, Rodolfo Elías Calles, en el periodo que comprendió 1952-1955 y finalizaron al siguiente trienio, bajo la gestión de René Gándara.
Fue así como a mediados de la década de los 50, Ciudad Obregón contaba con una edificación digna de admiración que se asemejaba con las grandes metrópolis que tenían una edificación similar.
AQUÍ SE UBICABA LA CONCHA ACÚSTICA
Ubicada en la calle 5 de Febrero, a un costado de Palacio Municipal, la Concha Acústica fue escenario de conciertos, eventos escolares, políticos y culturales.
“Me tocó conducir varios eventos. Recuerdo que estaba donde hoy se encuentra el edificio del Estado y la Biblioteca Municipal. Su auditorio daba a la calle Allende”, compartió José Ángel León López, quien se desempeñó como locutor por más de 20 años en Ciudad Obregón.
EL FIN DE LA CONCHA ACÚSTICA
Al surgir la Biblioteca Pública Municipal en la esquina de las calles Sonora y Guerrero, en el año de 1973, y su demanda se incrementara de manera notoria con la llegada de nuevos centros escolares, el espacio era insuficiente, por lo que el Gobierno del Estado optó por, en 1978, demoler la Concha Acústica y su lugar cederlo a un edificio que albergaría la nueva biblioteca.
“Se argumentó que la Concha no cumplía una función importante y que sólo era punto de reunión para las parejitas de enamorados; además, dijeron que ese espacio era necesario para construir allí la actual Biblioteca Pública”, comentó Sergio Anaya, periodista e historiador autor del libro Retrospectiva de Cajeme.
Es así como una construcción vanguardista, que dibujaba un paisaje estético y artístico, fue perdiendo su brillo, lo que generó que en sus últimos años de vida luciera descuidada y abandonada, situación que se tradujo en su debacle, dejando en la memoria de quienes que acudieron y gozaron de su esplendor, gratos recuerdos que alimentan la nostalgia.