Cada 7 de noviembre, el santoral de la Iglesia Católica recuerda a hombres y mujeres que, por su fe, obras y ejemplo de vida, fueron reconocidos como santos o beatos. Aunque hoy la costumbre de poner nombres según el calendario litúrgico ya no es tan común, durante siglos fue una práctica habitual: los padres elegían el nombre de su hijo de acuerdo con el santo del día.
Esa tradición todavía se mantiene viva en muchos hogares, donde se acostumbra felicitar a quienes celebran su día onomástico, también conocido como el día del santo. Es importante no confundirlo con el cumpleaños: el onomástico hace referencia únicamente al nombre que figura en el santoral.
SAN ERNESTO, EL PROTAGONISTA DEL 7 DE NOVIEMBRE
El santo principal de este viernes 7 de noviembre es San Ernesto, abad benedictino nacido en la región que hoy pertenece a Alemania, durante el siglo XII. Dirigió el monasterio de Zwiefalten, en Wurttemberg, entre los años 1141 y 1146.
Tiempo después, renunció a su cargo para unirse a la Segunda Cruzada, donde predicó en Persia y Arabia. Fue capturado, torturado y finalmente martirizado en La Meca, alrededor del año 1148. Su vida representa la entrega total a la fe y el valor ante la adversidad.
OTROS SANTOS QUE TAMBIÉN SE CONMEMORAN HOY
Además de San Ernesto, este viernes 7 de noviembre se recuerda a otros santos y beatos que dejaron huella en la historia de la Iglesia:
- San Amaranto de Albi (siglo IV)
- Beato Antonio Baldinucci (siglo XVIII)
- San Atenodoro de Neocesarea (siglo IV)
- San Baldo de Tours (siglo VI)
- San Engelberto de Colonia (siglo XIII)
- San Hierón y compañeros mártires (siglo III)
- San Cungaro de Congresbury (siglo VI)
- San Prosdócimo de Padua (siglo II)
- San Florencio de Estrasburgo (siglo VII)
- San Herculano de Perugia (siglo VI)
- San Lázaro estilita (siglo XI)
- San Pedro Wu Guosheng (siglo XIX)
- Beato Vicente Grossi (siglo XX)
UNA TRADICIÓN QUE TRASCIENDE GENERACIONES
El santoral católico es mucho más que una lista de nombres: representa siglos de historia, fe y devoción. Cada fecha es un recordatorio del ejemplo de hombres y mujeres que dedicaron su vida a servir, enseñar y transformar desde la espiritualidad.
Así que, si conoces a alguien llamado Ernesto, hoy es el momento ideal para felicitarlo y recordar el significado espiritual detrás de su nombre.




