A orillas del río Jordán, cerca de las cuatro de la tarde, un pescador de Betsaida llamado Andrés escucha una llamada que cambiaría su vida para siempre. No era cualquier llamada; provenía de Jesús de Nazaret. Andrés, que hasta entonces era discípulo de Juan el Bautista, reconoció de inmediato al "Cordero de Dios". La emoción lo embargó de tal manera que no pudo guardárselo para sí mismo. Corrió en busca de su hermano, Simón Pedro, para compartirle la increíble noticia: "¡Hemos encontrado al Mesías!". En ese momento, sin saberlo, Andrés se convertía en el primer eslabón de una cadena de fe, en el primer apóstol en responder al llamado de Cristo.
SU MISIÓN APOSTÓLICA
La fe de Andrés no fue un simple destello, sino un fuego que creció. Los Evangelios nos lo muestran como un hombre cercano a Jesús, presente en momentos importantes. Fue uno de los cuatro discípulos a quienes Jesús llevó al Monte de los Olivos para revelarles los signos de los últimos tiempos. Su corazón era tan misionero que, según relatos, fue él quien acercó a Jesús con algunos griegos que anhelaban conocerlo. Después de la Ascensión de Jesús y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, Andrés no se quedó quieto. Los Hechos de los Apóstoles lo ubican en Jerusalén, listo para comenzar la gran misión de llevar la Buena Nueva a todos los rincones del mundo conocido.
PREDICACIÓN Y UN MARTIRIO DE PROFUNDO SIMBOLISMO
La tradición cuenta que el camino de San Andrés lo llevó a predicar el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia. Fue en la ciudad de Patras donde su fe lo llevó al martirio alrededor del año 60 d.C. Su crucifixión, sin embargo, no fue cualquiera. Andrés, con un profundo deseo de imitar a su Maestro hasta el final, fue clavado en una cruz en forma de "X", conocida como crux decussata. Este acto tenía un potente significado: la "X" es la letra griega "Chi", la inicial de la palabra "Cristo". Así, su cruz se convirtió en un último sermón silencioso, un símbolo de su total identificación con Jesús. Antes de morir, se dice que exclamó: "Cruz buena, deseada por tanto tiempo... Acógeme y llévame a mi maestro".
Te podría interesar: ¿Quién fue Carlo Acutis? El joven que será el primer santo millennial de la Iglesia
EL LEGADO ETERNO DE UN SANTO UNIVERSAL
La influencia de San Andrés traspasó las fronteras de su tiempo. Hoy es venerado como el patrono insigne de países como Rumania, Ucrania y Rusia, un testimonio de la profunda huella que dejó su predicación en el mundo eslavo y oriental. La Iglesia de Constantinopla lo considera uno de sus pilares fundamentales. Su cruz en forma de "X" ha perdurado a lo largo de los siglos, no solo como un recuerdo de su sacrificio, sino como un símbolo de humildad y sufrimiento aceptado por amor. Su historia es la de un hombre común que, al responder "sí" a la primera llamada, se convirtió en una columna eterna de la Iglesia.
SANTOS QUE CELEBRAN SU DÍA HOY:
- San José Marchand
- San Zósimo
- Santa Maura vírgen y mártir
- Santa Justina vírgen y mártir
- San Constancio
- San Tadeo Liu Ruiting
- Beato Ludovico Roque Gientyngier
- Beato José Otín Aquilé
- Beatos Miguel Ruedas Megías y seis compañeros
- San Gálgano Guidotti
- Beato Bernaldo monje
- San Mirocleto
- San Mirocleto
- Beato Juan de Vercelli
- San Cutberto Mayne
- San Tugdual
- San Troyano
- San Josberto monje
- San Euprepes




