Luego de que las autoridades se retiraran del lugar del asesinato de Lourdes Maldonado, la jovencita se ocupó de los animales de la comunicadora
Por: Edel Osuna
La noticia del asesinato de la periodista Lourdes Maldonado, justo a las puertas de su casa, en Tijuana, corrió como reguero de pólvora en todo México.
Sin embargo, pocos sabían que la profesional de la comunicación era una ferviente animalista, que rescataba perros y gatos en situación de calle y les daba un techo, en lo que eran adoptados.
Pero después de que las luces de las autoridades se apagaron y se fueron, el silencio de la noche se dejó sentir como pesada losa en una calle donde minutos antes había vida.
Y en la cochera de entrada a la casa de Lourdes sólo quedaron las cintas rojas y amarillas que demarcan la escena de un crimen, pero también sus mascotas.
Cuando eso pasó, una adolescente, preocupada por lo que pasaría con los animalitos, se paró frente a la casa, sin pasar las cintas, llevando algo en sus manos: comida para los gatos de Lourdes.
La historia la compartió la usuaria de Facebook, Inés García, quien publicó la foto con un mensaje:
"Cuando la Fiscalía y la mayoría de los medios se retiraron del lugar donde anoche fue asesinada la periodista Lourdes Maldonado, quedó esto. Una niña fue a dejar comida y agua a los gatos que la periodista rescataba de la calle".
Y luego dice que este hecho violento deja una escena más de crimen, una cicatriz en la ciudad de una generación que crece con la violencia "como pan del cada día", viendo correr sangre entre el miedo y la confusión.
Además, el asesinato de Lourdes Maldonado suma el segundo crimen de esta naturaleza contra un profesional de la comunicación, pues al inicio de la semana pasada, el reportero gráfico Margarito Martínez fue asesinado igual, afuera de su casa.
"Ya nos quitaron a Margarito, Lourdes estuvo en la vigilia que organizamos en memoria de nuestro colega, justo dos días antes de ser asesinada a sangre fría, de un disparo en la cabeza, igual que Margarito. Frente a su hogar, dentro de su auto, igual que Margarito".
Ahora, más que nunca, periodistas de Tijuana levantan la voz en una ciudad convulsa, con violencia, drogas y otros flagelos sociales sintiéndose por entre sus calles, que se suman a la demanda de justicia en un país donde la muerte de periodistas prende las alertas en organismos internacionales, los cuales exigen un alto a los ataques a la prensa.