El cerebro puede distinguir la realidad de la ficción; sin embargo, en robótica, la cosa es distinta, pues lo pone en modo "desconfianza"
Por: Edel Osuna
Cuando por primera ocasión se transmitió la caricatura Los Supersónicos, realmente mostraron un futuro que entonces estaba distante, pues mostraba avances tecnológicos que hoy tenemos: videollamadas, trabajo remoto, escuela en línea y también la creación de robots que son casi como humanos.
Y aunque pareciera que fuera ciencia ficción, la realidad es que ese tiempo es hoy; sin embargo, desde la cinta Terminator y con el lanzamiento de la Inteligencia Artificial (IA), el temor se apoderó de muchas personas, que piensan que un día las máquinas dominarán al ser humano.
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A raíz de ese temor, surgió la teoría del Valle Inquietante (uncanny valley), un concepto en robótica y animación que describe la extrañeza o incomodidad que experimentamos cuando un robot o una representación artificial de un ser humano es casi, pero no completamente, realista.
El término fue introducido en 1970 por el roboticista japonés Masahiro Mori, quien observó que, a medida que los robots se volvían más realistas, nuestra aceptación hacia ellos aumentaba; no obstante, cuando llegaban un punto "casi humano", en vez de simpatía, nos resultaban perturbadores.
¿A QUÉ SE DEBE EL TEMOR?
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Hay varias explicaciones en torno a por qué sentimos rechazo ante estos seres, casi humanos:
Incertidumbre cognitiva: el cerebro detecta algo "extraño" en su apariencia o movimiento, pero no puede identificar qué es, lo que nos genera inquietud.
Miedo a lo desconocido: La apariencia casi humana, pero imperfecta, rompe nuestras expectativas y genera desconfianza.
Semejanza con la muerte o la enfermedad: Aunque los robots o personajes con rasgos artificiales tienen cierta realidad, más bien podrían recordarnos a cadáveres o personas enfermas, activando nuestra aversión.
ALGUNOS EJEMPLOS DEL VALLE INQUIETANTE
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- Robots hiperrealistas: Algunos androides, como los de Hanson Robotics, pueden provocar una sensación incómoda si sus expresiones faciales no son completamente naturales.
- Animación digital: Cintas como The Polar Express o Final Fantasy: The Spirits Within fueron criticadas debido a que sus personajes tenían apariencia hiperrealista, pero carecían de vida.
- Deepfakes y avatares virtuales: Algunos videos generados por IA pueden parecer humanos; sin embargo, detalles en la mirada o el movimiento pueden hacernos sentir que "algo no está bien".
ASÍ PUEDES EVITAR EL VALLE INQUIETANTE
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A fin de que los robots, androides o personajes digitales sean más aceptados, los diseñadores suelen optan dos estrategias:
- Caricaturización: Diseñar personajes estilizados y menos realistas (como en Pixar o Nintendo).
- Mayor realismo y naturalidad: Mejorar expresiones faciales y movimientos para hacerlos más fluidos y convincentes.
Así, aunque aún "no nos caiga el 20" o no nos convenzan del todo, el valle inquietante es un fenómeno sicológico y estético que se da cuando algo es demasiado realista para ser ficticio, pero muy artificial para ser real.
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