Para todos los entusiastas del cuidado natural de la piel, y los que disfrutan, descubrir recetas que también sean útiles, además de tener las recetas sin invertir una gran suma de dinero. Una de las mejores, sin dudas, es la mascarilla de miel, que no solo proporciona una hidratación intensa, sino que también fomenta la generación de colágeno, un factor crucial para mantener la piel firme y brillante tras los 50 años.
¿QUÉ ES EL COLÁGENO Y CÓMO FUNCIONA EN LA PIEL?
El colágeno es esa poderosa proteína que proporciona estructura a nuestra piel; sin embargo, con el paso del tiempo, la producción natural comienza a reducirse.
Esto impacta en arrugas, disminución de la elasticidad y una piel menos luminosa. Sin embargo, es en este punto donde la miel se presenta como heroína.
La miel fresca está repleta de antioxidantes, vitaminas B, enzimas y minerales que contribuyen a la regeneración de los tejidos, la conservación de la hidratación y la protección de la piel contra el deterioro ambiental. Lo más destacado es que estimula la circulación y motiva a la piel a generar más colágeno de manera natural.
Además, es tan delicada que incluso las pieles más maduras o delicadas la soportan de manera ideal.

¿CÓMO HACER LA MASCARILLA?
- 1 cucharada de miel cruda (orgánica, si puedes).
- 1 cucharadita de aceite de rosa mosqueta o de oliva (opcional, pero superrecomendado para pieles maduras).
Todo se mezcla en un recipiente limpio y, con el rostro limpio y seco, se aplica una fina capa con los dedos o una brocha. Déjala hacer efecto entre 15 y 20 minutos, mientras tu descansas, escuchas música o realizas un diario. Después, limpia con agua tibia y seca con toques con una toalla suave.
Es posible realizarla dos o tres veces a la semana, y en un corto periodo observarás cómo la piel se torna más suave, con menos líneas desiguales y un precioso resplandor natural.