Las mujeres yaquis se dedican a la elaboración de bordados en indumentaria tradicional, como parte de la herencia de la Tribu Yaqui
Por: Ana Jusaino
En uno de los rincones más alejados de Loma de Guamúchil, en Cócorit, se encuentra Leticia Ontiveros Flores, que sin buscarlo, continúa con una herencia trasmitida de generación en generación por mujeres yaquis.
Desde que era una adolescente de 16 años comenzó a realizar bordados de indumentaria tradicional, luego de aprender de su madre, María del Carmen Flores Romero, quien diseñaba y bordaba desde pequeña.
Ontiveros Flores, platicó que durante Semana Santa suelen vender más blusas y faldas e incluso paños artesanales, debido a que es un periodo espiritual donde la Tribu vive la Pasión de Cristo, desde su cosmovisión.
Explicó que primero dibujan las flores y hojas en las prendas de ropa, para después pasar bordado, que, por ser un proceso laborioso, el trabajo final tiene un precio individual que varía entre los 400 a los 500 pesos. Sus bordados son demandados tanto por personas de la Tribu Yaqui, como ajenos e incluso extranjeros.
Pero la tradición del bordado yaqui, comentó no es tan común en los ocho pueblos yaquis, sino que son pocas las que continúan elaborando sus propios diseños de ropa, la cual se presume que son bordados inspirados en indígenas de Yucatán.
Sin embargo, mujeres de los ocho pueblos yaquis suelen comprar las blusas y faldas ya elaboradas e incluso dijo que personas ajenas a la tribu visitan su casa para comprarle su producto textil artesanal.
Aunque tiene dos hijas, Ontiveros Flores, dijo que solo una de ellas continúa con su legado, donde invierten hasta tres días para el bordado de una sola blusa.
Agregó que mucho antes de la Semana Mayor comienzan con la elaboración de prendas para contar con suficientes durante la llegada del primer Conty, que es un recorrido alrededor de las iglesias de las comunidades de los hablantes del idioma cahíta.