Una constante y nutrida cantidad de familias acudieron a los diversos restaurantes de la capital de Sonora para festejar a Papá
Por: Sebastián Moreno
Los restaurantes de carne asada y cortes finos hicieron “su agosto” en pleno junio al verse llenos de familias que festejaron en esos establecimientos en Dia del Padre.
A partir de las 12:00 horas de este domingo, poco a poco los diferentes negocios empezaron a verse saturados, lo que se percibía desde la llegada al estacionamiento.
Padres jóvenes, con bebés en los brazos, otros con hijos adolescentes y no faltaron los padres-abuelos, que con su andar cansado, eran guiados a una de las mesas para esperar los platillos.
PADRES TRABAJANDO
Para los meseros, algunos de ellos también padres de familia, fue una jornada intensa en el ir y venir con las charolas para acomodar los platos, servir bebidas y tomar nota de los pedidos de alimento.
Caos similar vivieron los encargados de la cocina, los parrilleros y los responsables de lavar la losa, ya que no paraban de hacer su trabajo que parecía no tener fin.
La diversidad de oferta gastronómica que tiene Hermosillo permitió la libertad de elegir entre carnes y cortes finos, pescados y mariscos, comida oriental y los famosos buffets, donde el comensal dispone de una considerable variedad de platillos, postres y ensaladas para degustar.
MEJOR QUE LA CARNITA ASADA EN CASA
“Yo creo que por el calorón que ha hecho muchas familias prefirieron venir a festejar al papá a un restaurante en lugar de ponerse a asar carne y eso es bueno para nosotros, porque tendremos más propinas”, comentó el señor Ángel Arce, quien tiene 25 años laborando como mesero.
Son de esos días especiales dijo, en los que “se arriman una pela” durante varias horas pero lo bueno es al final, cuando suman todo lo recibido en propinas.
“Mis hijos no querían que trabajara hoy, pero la verdad es la oportunidad de ganar unos pesos extra, ya habrá tiempo de festejar el siguiente fin de semana, lo primero es lo primero”, enfatizó.
UN DÍA ATÍPICO
La demanda de clientes rebasaba por momentos la capacidad de respuesta de meseros y cocineros, quienes veían cómo el restaurante estaba lleno y seguía llegando gente.
Fue un ganar-ganar, porque hasta los cuida carros en el estacionamiento anticipaban que les iría bien con las propinas, aunque quizá a ellos les tocó una de las peores partes al estar al aire libre, sin la comodidad de los aparatos de aire acondicionado, como el resto de los trabajadores en esta cadena de servicio restaurantero.