Yolanda Castañeda denunció que grupos criminales colocan retenes que hacen revisiones, además de que no permiten que ingresen con combustible
Por: Sebastián Moreno
La alcaldesa de Átil, Sonora, denunció la situación que se vive en el municipio luego de que el único policía que había renunciara hace un mes; la enfermera que atendía el Centro de Salud, por seguridad ya no acude, y al hecho de que los pobladores están sujetos a revisiones de los grupos criminales al ingresar o salir del pueblo, entre muchas irregularidades.
Yolanda Castañeda Quezada, desmintió las versiones de que había abandonado el cargo, al señalar que estuvo ausente toda la semana previa por reuniones en Hermosillo con diversas autoridades, desde el Secretario de Gobierno hasta la titular de la Secretaría de Seguridad Pública, María Dolores del Río.
Con alrededor de 600 habitantes, Átil, ubicado a 30 kilómetros de Altar, está ya casi como pueblo fantasma porque ni los dueños de tres pequeñas tiendas han podido surtir sus negocios, y la gente tiene que ir a comprar los víveres a Caborca o Altar.
“El Comisario (único elemento de seguridad pública en el pueblo), me presentó su renuncia hace poco más de un mes y así estamos sin policía, la situación está complicada porque la gente tiene miedo de los retenes que ponen los de los grupos criminales".
“No permiten que traigan gasolina ni diesel que se necesita para la maquinaria, se ponen en la entrada del pueblo y revisan quién entra y sale, todo esto se lo expusimos al Secretario de Gobierno y nos ofreció apoyo que ya tenemos con rondines de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal, pero vienen y se van”, expuso.
ELLA YA FUE REVISADA
La situación es general, indicó, pues a ella también le ha tocado ser retenida y sometida a revisión de su vehículo.
Dijo que a un vecino del pueblo que llevaba diésel para su maquinaria, ya le habían indicado que no podría trasladar el combustible y para su buena suerte, se aproximaba un convoy de la Guardia Nacional que hizo que los sujetos se retiraran del lugar.
Del Centro de Salud, explicó que tenían un médico de la Secretaría de Salud que también por inseguridad dejaron de mandarlo, quedando como encargada una enfermera que tiempo después también dejó de ir por la misma razón.
Lo mismo ocurrió con el maestro de Educación Física que iba de Nogales dos días por semana y había dos maestras de Caborca que se quedaban de lunes a viernes y ya no asisten, por lo que los niños están sin clases.
La alcaldesa de Átil reconoció que no ha recibido amenazas ni agresiones, salvo las revisiones al ingresar al pueblo, y que dentro de la comunidad no se presentan hechos violentos.
“El problema es que estamos en un punto medio donde ellos controlan todo y donde se han dado enfrentamientos, en ocasiones nos cortan el suministro de energía y con eso nos dejan incomunicados porque se suspende el servicio de Internet”, expresó.