La falta de comunicación con una sobrina levantó sospechas, por lo que acudió a un centro de ayuda para encontrar a su tía; su vida era deplorable
Por: Edel Osuna
Con 80 años a cuestas, Catalina fue liberada de una casa del mal en la que por seis décadas la hostigaron y maltrataron con tal de tener una empleada en casa.
Es un caso más de maltrato en contra de una mujer que llegó a Naucalpan, Estado de México, cuando contaba con 19 años, sin saber cocinar, ni limpiar, y hablando sólo su lengua natal: el náhuatl.
Llegó buscando una mejor vida, que aparentemente encontró en la casa de un joven matrimonio que le ofreció un empleo y algo de educación.
Sin embargo, le cobraron con creces lo que le dieron, pues además de malos tratos, agotadoras jornadas de trabajo, sin días de descanso y sólo permiso para salir por algunas horas.
Catalina mantenía comunicación con una sobrina, Angelina, quien comenzó a sospechar de la situación de su tía, cuando la empleadora empezaba a ponerle trabas para comunicarla, hasta el punto de no tener contacto con ella.
Y sí, algo andaba mal, por lo que Angelina decidió pedir apoyo al Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH).
De inmediato se hicieron presentes en el sitio de trabajo de Catalina y lo que encontraron fue devastador: la anciana sufría de demencia senil, les dijo que la patrona la trataba muy mal y que no le había pagado su sueldo desde agosto.
Con ayuda del Caceh, Catalina fue rescatada de una terrible vida de 60 años como empleada doméstica, lapso durante el cual fue objeto de maltrato y de explotación, por personas que abusaron de su condición y falta de educación.
Luego de ser atendida por médicos, Catalina se recupera en su casa, y su más grande anhelo es volver a su pueblo, en La Huasteca, a fin de realmente descansar, mientras que sus empleadores tendrán mucho que explicar ante la autoridad.