Pasa 6 meses en la cárcel por un crimen que no cometió

El único error del cerrajero fue aceptar un pago distinto al efectivo que lo vinculó a un triple asesinato; su madre, quien lo recibió en casa, jamás dudó de su inocencia

Por: Edel Osuna

A 6 meses de haber ingresado a prisión, por el asesinato de una madre y sus dos hijos, Williams Gabriel Moreno Mateo regresó a casa, donde lo esperaban los reconfortantes y protectores brazos de su madre, que en medio de las lágrimas se fundió a su muchacho en un abrazo.

Y es que el hombre, de oficio cerrajero, fue vinculado al crimen por un teléfono celular que recibió a modo de pago, de mano de dos mujeres, quienes fueron detenidas y corroboraron su versión.

EL CRIMEN

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El 13 de marzo, los cuerpos de una madre y sus dos hijos, un niño de 8 años y una nenita de 5, fueron descubiertos en avanzado estado de putrefacción en el interior de su casa, en Altamira, Tamaulipas.

De acuerdo con los vecinos, la madrugada del día 10 escucharon un fuerte grito y de ahí nada, perdieron de vista a Rosa María, de 32 años, quien vivía sólo con sus pequeños, y supusieron se la llevaba trabajando.

Por ese hecho violento fue detenido Williams Gabriel, a quien le encontraron en posesión del teléfono celular del pequeño asesinado, y el cual fue ubicado por GPS.

En su declaración de hechos, el hombre explicó que el aparato lo había recibido de manos de dos mujeres, quienes al no completar el pago de un servicio se lo dieron y lo tomó, sin saber que se trataba del aparato de una de las víctimas.

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En abril, las mujeres, Diana Alicia y Wendy, fueron detenidas en Veracruz, a donde habían huido y durante su audiencia corroboraron la versión del cerrajero, quien hasta este septiembre pudo volver a ser un hombre libre.

Sin embargo, Williams no vuelve igual, pues su imagen ante la población y su mente fueron seriamente impactados por un crimen que no cometió.

Y aunque las autoridades corroboraron su versión con la declaración de las presuntas asesinas, tuvo que esperar cuatro meses más para que la burocracia y el tortuguismo carcelario le dieran libertad.

Pero quien jamás perdió la fe en que era inocente fue la madre de Williams Gabriel, que pese a su avanzada edad vendía comida y ropa para proveer de artículos básicos a su hijo durante su estadía en la cárcel, de la que estaba segura saldría.

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