El hombre era esposo de la mujer; durante el juicio, tuvo que escuchar cómo fue que el sujeto había abusado sexualmente de todos sus hijos
Por: Edel Osuna
Este jueves, y después de cuatro años, una mujer fue sentenciada a pasar 11 años de su vida en una prisión por haber matado al violador de sus hijos, quien era su esposo y padre de los menores.
Aunque el terrible incidente ocurrió el 18 de febrero de 2019, hasta esta fecha se pudo definir el juicio que enfrentó la fémina por homicidio mediando circunstancias extraordinarias de atenuación.
El hecho se registró en la comunidad de Villa Rita, en Buenos Aires, Argentina, y la condenada a la cárcel es una mujer de 50 años de edad, en tanto que el agresor sexual, es el fallecido de 28 años.
De acuerdo con las investigaciones, la mujer arribó a su domicilio y encontró a su marido abusando sexualmente de uno de sus hijos, por lo que tomó una pesa del piso, lo golpeó en la cabeza y luego lo estranguló; posteriormente tomó el cadáver, lo metió en un ropero con cemento.
Sin embargo, el peso de la culpa hizo mella en la fémina, quien no pudo más y se dirigió a la Policía, donde al arribar le dijo a los oficiales: "Maté a mi pareja y lo puse en un ropero con cemento".
Durante el juicio, la mujer tuvo varios desmayos al escuchar de viva voz a uno de sus hijos cómo fue que su padre los violaba; luego, también se enteró que había abusado de sus otros dos hijos, 12 y 13 años de edad.
El día de la tragedia, tras hallarlo violando a uno de los menores, la madre se llenó de ira y lo confrontó; le dijo al tipo que lo denunciaría, pero éste se rió en su cara.
Además, el abusador, sin negar la acusación, le dijo a la mujer que la tacharían de loca; luego, el tipo quiso sostener un encuentro sexual con la mujer, pero esta se negó.
Al no conseguirlo, quiso violarla, pero en el forcejeo, ella tomó una pesa que estaba próxima y le asestó un golpe en la cabeza.
El tipo, aturdido, la aventó hacia un mueble; y de ahí, la fémina asegura no recordar nada más.
Cuando por culpa acudió con la autoridad, los agentes se dirigieron a la casa y hallaron el cadáver dentro de un ropero, tapado con cemento y una tela; el cuerpo estaba putrefacto.
La mujer fue declarada culpable y sentenciada a pasar 11 años de prisión en arresto domiciliario, por lo que constantemente será monitoreada por una tobillera electrónica.