Virginia Silvestre fue condenada a 43 años de cárcel por el presunto asesinato de su nieta de dos años; "confesó bajo tortura", dice su abogada
Por: Ofelia Fierros
Virginia Silvestre, una indígena mazahua de 56 años, fue liberada tras permanecer presa 16 años en el penal de BordoNeza en el Estado de México.
La mujer fue acusada de asesinar a su nieta Yeretzi, de dos años, pues según el Ministerio Público, confesó haber golpeado y azotado contra el suelo a la niña luego de que tirara una olla con caldo de pollo, por lo que fue sentenciada a 43 años de cárcel.
La abogada Sharon Hernández, defensora de Virginia, declaró que la mujer confesó el supuesto crimen porque fue sometida a crueles torturas. Además, siendo de origen mazahua se le dificultaba entender el español y en ese momento no sabía leer ni escribir.
Debido a que la familia no tenía dinero para pagar a un abogado que la defendiera, un despacho tomó el caso sin cobrar ni un solo peso y, posteriormente, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México revisó el caso y un juez determinó que sus derechos humanos y procesales habían sido violados.
Virginia contó que su nieta había muerto a consecuencia de una caída, aun cuando fue atendida en un hospital. Posteriormente, un médico forense determinó que no contaba con golpes en su cuerpo, solamente con una herida en la cabeza que correspondía a la caída. Sin embargo, Virginia fue procesada y sentenciada a 43 años de cárcel, pero gracias a un indulto logró su libertad.
“Gracias a Derechos Humanos porque siempre nos apoyó mucho. La verdad, nosotros no teníamos dinero para buscar un buen licenciado y pues muchas gracias por su apoyo de ellos (…) yo sé que hay justicia”, dijo la mujer al salir de prisión donde era esperada por su familia y una multitud de personas.
Cuando Virginia entró a la cárcel tenía 40 años y hoy, a sus 56, pudo salir libre y regresar con sus hijos, a quienes no vio crecer.
Por su parte, la abogada Hernández dijo que este es un caso muy representativo, porque difícilmente se da una amnistía por delitos de esta índole. “Creo que queda muy claro que se cometían y se siguen cometiendo violaciones graves. Virginia pudo haber estado 43 años presa y, que se haya resuelto de esta manera, es un acto de justicia evidente y se reivindica una causa y una vida”.