Para el Ayuntamiento de Cajeme, el gerente de la Central Camionera ha sido un permanente dolor de cabeza.
Desde el inicio de la administración comenzó a tejer redes de complicidades al interior del equipo de Sergio Pablo Mariscal Alvarado, a pesar de que ahí era un advenedizo al que se le dio oportunidad en base a un acuerdo por no haber sido el candidato de 2018 a la Presidencia Municipal.
Pero en el área en donde en un principio colocaron al hoy Santaclós electoral, muy cerca de la oficina del alcalde, pronto comenzó a enviar sus intrigas a diestra y siniestra hacia el equipo compacto de Mariscal Alvarado y eso no agradó a nadie, por lo que fue desterrado hacia la Central Camionera.
Y ahí comenzó la debacle de esa institución que por años había gozado de prestigio por su adecuada administración y a la cual hoy los proveedores le reclaman la falta de pagos durante varios meses, de tal modo que pueden llegar incluso a las demandas judiciales para exigir lo que ya devengaron.
Pero a Serna Córdova todo se le resbala porque se siente bien apadrinado, a tal grado de que desde el inicio de su gestión en la terminal reinició la campaña política que había iniciado en 2017 en busca de la candidatura de Morena rumbo a la Presidencia Municipal.
Pero entre sus pretensiones y la conquista de la candidatura se le han ido presentando al funcionario una serie de problemas que incluso hay versiones de su participación en hechos delictivos, además de las irregularidades en la administración de la terminal de autobuses.
En ninguno de los casos hasta el momento las autoridades judiciales han actuado, a pesar de que se dice que hay investigaciones de cada uno, incluidas las que supuestamente ha realizado el órgano de control, como hoy se le conoce a la Contraloría Municipal, que hasta el momento también ha servido de tapadera para esos asuntos de la terminal.
Y mientras tanto, Serna Córdova sigue en campaña, convertido en un “Santaclós electoral” al que le ha dado por contratar a diversos “comunicadores” para que le hagan preguntas a modo o bien para ir a alguna colonia “a conocer” los problemas de la gente y entregar despensas, sillas de ruedas, andaderas y otros utensilios que si bien pueden ser necesarios, en el actuar del funcionario llevan una enorme carga electoral.
Si al candidato del partido al que pertenece Morena le interesa levantar “cascajo” o lastre para su campaña, en el gerente de la Central Camionera está ni mandado a hacer. Representa lo peor de lo que puede ser un funcionario público.
Si ya de los priistas era sumamente indignante contar con personajes de esta naturaleza, ahora que se supone íbamos tras la transformación de la sociedad, resulta más condenable que pretendan engañar con que son mansos corderos solamente para conquistar voluntades.
Por supuesto, si Morena se empecina en colocar como candidatos a estos “cacha votos”, en el pecado va a llevar la penitencia.
Ni Cajeme ni Sonora merecen ese tipo de actitudes tan nefastas.
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