“Entonces, comprenderás que para vivir mejor hay que ser mejor cantando, bailando y amando, levántate y anda…” Facundo Cabral
Por: Jesús Huerta Suárez
Cada noche que nos vamos a dormir es como un corto viaje al más allá; como un paseo por el mundo de los sueños; una visita al universo de la oscuridad, en donde nos desconectamos hasta que, por lo general, la mayoría nos despertamos a la mañana siguiente y nos hacemos de fuerzas para levantarnos, aunque, por lo general, quisiéramos quedarnos acostados al menos un rato más, pero siempre hay algo que nos “invita” a levantarnos. Siempre hay alguna razón poderosa que nos mueve a salir de la cama y andar nuestro camino. Preguntando en las redes sociales estas son algunas de las respuestas dadas por las personas:
A mí me levanta el deseo de mantener la casa en orden, cuidar a los hijos y atender a mi esposo. A mí, la pobreza. Yo salgo a “corretear la chuleta”. A mí, mi perro. A ella, su hija. Yo me quedo en cama y no me levanto a trabajar, dijo otro. Me levanto a hacer lo que me gusta, lo que me satisface y que hace feliz a mi familia y entorno, aseguró alguien.
“Como la felicidad no está en lo que recibes sino en lo que das, yo me levanto a dar lo mejor de mí misma”, dijo una señora. A mí me levanta la fe en mi Creador. Levantarme cada día es un milagro y siempre daré gracias. A mí me levanta el hambre. A mí, ir al baño. A Lupita la hace levantarse de la cama el poder comprar algún día una casa para sus hijos. A muchos otros, la necesidad, y a alguien porque no sabe cómo ganar dinero durmiendo. Unos se levantan a apagar el despertador. A otros las cuentas por pagar. Unos dicen que se levantan para darle “gusto al gusto”. A otros, salir a buscar la independencia económica, y pensando en que no me falte qué comer en la vejez. A mí me mueve la ambición, dijo otro. La fe en que voy a poder sacar adelante mi negocio. A otros los alza la alegría de vivir. “Mi trabajo es mi razón de ser”, aseguró Juan. Unos se levantan por un amor, otros para hacer ejercicio. La satisfacción, su esposa, la cerveza, la depresión, la hipoteca de la casa y querer un auto de lujo, son algunas de las razones que mueven a otros.