Esto no cambiará si no enfocamos nuestra visión y empeño hacia la prosperidad de la mayoría y hacia el cuidado de nuestra gran nación
Por: Jesús Huerta Suárez
Me temo que ni a ustedes ni a mí nos tocará ver el México que por años hemos anhelado. El que ahora tenemos es el México que nos merecemos: corrupto, inepto, sucio, violento, ignorante, dividido, depredador y empleitado entre su gente. Este es el precio que estamos pagando por desentendernos de la política. Hemos dejado el país en manos de los partidos políticos que por más de cien años no han hecho otra cosa que mal gobernar y bien robar. Gobiernos, que no han sabido del todo cómo hacerle para que el pueblo no sea tan ignorante, o, al menos para hacer de la gente, personas con amor por el conocimiento, la disciplina y el respeto a la ley.
Y no es que los mexicanos no podamos, al contrario, el mexicano ha demostrado en dónde se presente su capacidad, creatividad, pasión, esto, además de que nuestra tierra está bendecida con recursos naturales, diversidad y belleza, pero no hemos tenido la capacidad de capitalizar este potencial, al grado de que en este gran país más de la mitad vive en la pobreza extrema, y el número de necesitados sigue creciendo y la clase media desapareciendo para beneplácito de los gobernantes que han visto al pueblo como mera carne de cañón y como utilería para sus montajes populistas.
Duele y da coraje, pero esto no cambiará si no enfocamos nuestra visión y empeño hacia la prosperidad de la mayoría y hacia el cuidado de nuestra gran nación. Es momento de involucrarnos en el quehacer político; de fusionarnos social y culturalmente hablando, de aprovechar nuestra diferencias y especialidades para crecer y ordenarnos, no olvidemos que no puede haber progreso, si no hay orden. Es hora de tomar los libros, de emprender, de señalar, de criticar con la razón de por medio, de no permitir que los delincuentes de cuello blanco sigan gobernando en este país, sean priistas, panistas, morenistas de dizque izquierda, neoliberales vividores, populistas trasnochados, socialistas de buró y toda esa bola de tonterías que dicen ser y que solo nos han servido para estar divididos entre la fe ciega, el odio irracional y el limbo. Es hora de levantar el vuelo, pero en serio, de dejar atrás a toda esa gente que ya conocemos y que seguimos apoyando con tal de que nos toque algo; es hora de pensar en los demás, también, porque no se puede de otra manera vivir en sociedad. Que los años de vida que nos queden sean para hacer algo por esta noble tierra en donde tuvimos la dicha de nacer. Puedes poner tu granito de arena siendo respetuoso, cultivándote, respetando la naturaleza, ayudando al prójimo, desintoxicándote de vicios y placeres mal sanos que no dejan pensar bien; ahorrar, compartir, limpiar y atender a la familia. Apágale a la tele y lee un libro.
(Por cierto, la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, AIFA, es un claro ejemplo de lo que nos pasa: Los adoradores incondicionales del presidente, —que ha cómo le hacen daño—, dicen que está maravilloso, de primer mundo, y no es cierto. La gente sin filias no fobias al gobierno, opinan otra cosa, que está regular, con aciertos y fallas, y otros, los que lo odian, dicen que es una basura, pero la realidad solo es una… ¿Cuál es, para ti?.