La ventaja y el poder otorgado por los ciudadanos a Morena y aliados, significa un gran mensaje de lo que quieren los ciudadanos
Por: Manuel Borbón Morales
A poco más de una semana de haber concluido uno de los procesos electorales que, sin duda alguna, formarán parte de los libros de historia de nuestro país, las lecciones aprendidas y por aprender que dejó el proceso no terminan de sorprender a propios y extraños, las cuales deberán ser asimiladas de manera correcta, tanto por los partidos en el poder, como en la oposición, para de esa manera poder dar paso a los avances que exige la ciudadanía.
Las elecciones del domingo 2 de junio dejaron al descubierto un sinfín de mensajes e información que habrán de ser de utilidad para quienes de una u otra manera, llevan las riendas de la país, ya que, el contundente mensaje que los ciudadanos mostraron en las urnas significa un claro ultimátum para quienes se encuentran en contra del proyecto de nación denominado “Cuarta Transformación” que instauró en México el saliente presidente López Obrador y que, hoy a poco menos de seis años, la primera presidenta en la historia de nuestro país, Claudia Sheinbaum, promete construir su segundo piso.
Comencemos por anotar algunas de las lecciones que, a bote pronto, se han comenzado a esclarecer a días de los comicios:
La victoria de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde, en prácticamente todo el país y todas elecciones, significa un antes y un después en nuestra ya madura democracia, ya que, ventajas tan holgadas como las actuales, donde la victoria de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez fueron casi 20 millones de votos o, como se dice en el ámbito político, un “2 a 1”, dobleteando el número de sufragios, significan volver a las ventajas vistas en elecciones previas a 1982. Asimismo, el triunfo de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, se extendió a la Cámara de Diputados donde se estima contarán con 346 diputados, en el Senado con 76 senadores, la Ciudad de México, y en los Congresos Locales contando con mayoría en 27 de 32 entidades.
El conocido históricamente como “Voto Duro” del PRI, terminó por convertirse en mito, ya que, según los números de la elección de 2018 donde obtuvieron 7 millones 600 mil votos a la elección de 2024, tuvieron una baja de casi 2 millones de votos, lo mismo en la elección para diputados obteniendo solamente 6 millones de votos, 3 millones menos que en 2018, y en el caso de Sonora, de la elección de 2018 para Diputados Federales, donde obtuvieron casi 250 mil votos, en esta ocasión lograron solamente 147 mil, es decir, más de 100 mil votos menos de una elección presidencial a otra.
La ventaja y el poder otorgado por los ciudadanos a Morena y aliados, significa un gran mensaje de lo que quieren los ciudadanos, pero también, conlleva una responsabilidad mayúscula ya que, las esperanzas y expectativas de los ciudadanos están puestas en una sola canasta, por lo cual, al tener el poder, no habrá excusa que alcance si no se brindan resultados pronto a problemas pendientes como la inseguridad y la salud, por lo cual, la prueba de fuego para la coalición será cohesionarse para dar resultados y no caer en excesos propios del poder.
Los partidos de oposición se enfrentarán a la brevedad a una disyuntiva, ya que, en el Partido Acción Nacional crecen, por lo menos, tres visiones distintas de lo que debería ser el partido, por una parte, el todavía senador, Damian Zepeda propone “renovarse o morir” con una visión totalmente en contra de la dirigencia actual; por su parte, una ala más conservadora exige volver a los orígenes conservadores del partido; mientras que la actual dirigencia propone la continuidad por medio del diputado Jorge Romero; en el caso del PRI, la única voz discordante que queda al interior parece ser la de Aurelio Nuño, exsecretario de educación con Peña Nieto quien, al igual que Zepeda propone un cambio de rumbo; por último, quienes parecen haber quedado mejor parados de la oposición, parece ser Movimiento Ciudadano, conservando su bastión en Jalisco y con números muy similares a los del PRI y el PAN sin contar con su carga negativa, por lo cual, su papel será crucial dentro de los próximos meses.
Por último, la negación de un sector de la población para acusar de fraude y de timoratos a los candidatos que, ante la ventaja tan amplia han decidido reconocer su derrota, puede abrir una verdadera brecha de polarización en el país, pero sobre todo, debilitar aún más a los partidos de oposición si, como todo parece apuntar, se convierten en un nuevo partido político más radical que, ante la negación han decidido ofender a los electores.
Algunas de las lecciones más importantes serán las que surjan de los procesos profundos de reflexión que deben hacer quienes perdieron y quienes ganaron, por que, ventajas así de amplias, significan un mensaje de la misma ciudadanía que, en algún momento votaron por el PAN, en 2012 votaron masivamente por el PRI y, que hoy lo hacen por Morena, por lo que, señalarlos de ignorantes, en lugar de entender lo que les quieren decir, no parece ser el camino correcto si lo que quieren es recuperar el poder y ejercer los contrapesos suficientes tan necesarios para nuestro país.
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