Querer arreglar la Laguna pareciera darle oportunidad a que unos pocos disfruten de las utilidades; para el pueblo las ganancias son escasas
Uno de los dos lectores de Antesala me comenta quedito que me quedé corto en los comentarios sobre las obras de la Laguna del Náinari y la Ciudad Universitaria que, se supone, pronto estarán en ejecución.
Falto decir, me corrige, que si bien es cierto que Ciudad Obregón requiere modernizarse para ser más atractiva, turísticamente hablando, se requiere antes que nada mejorar en aspectos como las calles que en todas las colonias están hechas pedazos.
Es, después de la inseguridad, agrega, el mayor clamor de los ciudadanos, de los que tienen autos y de los de a pié.
Hay calles enteras en las cuales el pavimento ha desaparecido y los hoyancos casi llegan hasta donde están los chinos, en el otro lado del planeta, bromea.
A eso se le suma, dice, que muchos de esos baches han sido causados por las fugas de agua limpia o de drenaje que han tardado hasta meses en ser atendidas.
Es necesario, plantea, que primero se mejoren las calles y después se piense en la estética de la laguna.
Por ejemplo, durante la Semana Santa se promocionó mucho a Cócorit, sostiene, pero al llegar a la Comisaría, los primeros en darles la bienvenida a los visitantes eran los señores baches.
Ya no hay calle de esa comunidad en la que se pueda transitar libremente porque los baches lo impiden, además de que desde la Semana Mayor también dejaron enfrente de la escuela Clotilde Flores unos juegos mecánicos que impiden una buena circulación vehicular, sobre todo durante la entrada y salida del alumnado.
Y si se van a Esperanza, Providencia o Pueblo Yaqui, la situación no cambia porque las calles están intransitables.
Sería mejor, dice el lector, que primero arreglen las calles en vez de andar pensando en embellecer la laguna.
“Mira Pancho”, me dijo el personaje que por leer la columna ya se cree con derecho a tutearlo a uno (ja ja) “si haces una encuesta me dices qué porcentaje de los visitantes de Obregón llegan porque oyeron hablar de la laguna. Es nuestro orgullo, si, pero el turismo de Cajeme es mas bien de negocios. Los turistas se van a la playa, a San Carlos, y en eso nosotros no podemos competir”.
Se puede mejorar el centro de la ciudad, hacerlo mas atractivo, ordenarlo para que se vuelva atractivo, no tanto para el turismo sino para que la población local quiera venir con gusto al centro y con sus consumos y gastos la economía regional se dinamice.
Y si se habla de que los turistas vienen mas por negocios a la ciudad, pues qué mejor que una arreglada a fondo de las calles del Parque Industrial para que mas empresas se instalen ahí y el valor agregado que generen sirva para salir del estancamiento económico del municipio.
El querer arreglar la laguna, de acuerdo con los enterados, pareciera una vez mas darle oportunidad a que unos cuantos disfruten de las utilidades de las obras, pero para el pueblo en general las ganancias son escasas porque, para acabarla de amolar, algunas empresas de la laguna venden sus productos a precios exagerados sin que nadie regule ese aspecto.
“Deberían escuchar nuestros gobiernos el clamor de la gente que son empleos, inseguridad, calles hechas pedazos y las fugas de agua y drenaje. Si cumplieran con eso, otro gallo nos cantara”, dice esta persona.
Y no le falta razón.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com