La leyenda de la noche del grito

Ya nada se puede hacer más que quedarse callado y apechugar

Por: Jesús Huerta Suárez

Cuenta la leyenda que cada tres años, en la media noche del día 15 de septiembre, hay un par de horas en que en el Ayuntamiento de Cajeme, no sé si en otros municipios suceda esto, pero supongo que sí, dada nuestra condición ganona que nos caracteriza, suceden cosas muy extrañas en las que se desaparecen cosas; todo tipo de cosas: bocinas, mobiliario, papeles comprometedores, adornos, electrodomésticos y todo tipo de cosas; vamos, hasta el cableado eléctrico desaparece. Y es que para esas horas a esas fechas ya se ha firmado la “entrega-recepción” oficial entre la administración entrante y la saliente.

Claro, son pocos los que sabemos de esta situación, pero eso no significa que no sea cierto. Y es que hay un “vacío” de autoridad (literal, en este caso) en el que se presta para llevar a cabo este tipo de tranzas. Y es hasta cuando la nueva administración entra en que poco a poco se van dando cuenta de los faltantes, y van a la relación firmada de la entrega-recepción y resulta que las cosas desaparecidas sí están anotadas como entregadas oficialmente pero físicamente ya no están y ya nada se puede hacer más que quedarse callado y apechugar, más si son del mismo partido los que los relevarán.

Pero, ¿quién o quiénes son los responsables? Yo creo que las personas gandayas pudieran ser quienes tienen tiempo trabajando ahí y saben que, quizá vayan a salir o vayan a seguir, pero que no pasa nada si se llevan algo durante esas horas de la transición del poder. No sé pero esta es un leyenda urbana del bajo mundo que pocos han escuchado y menos lo hemos vivido. Pero algo hay de eso.

Así que pendientes los que entran y los que salen, porque la leyenda de la noche del grito, en la que hay fiesta, mucho ruido, policías ocupados y en la que unos terminan su administración y otros la van a iniciar, y muchos entran a la casa de todos, lo mismo que en las comisarías, delegaciones y paramunicipales, todo puede pasar y hasta al baile nos pueden llevar.

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