La asamblea del PRI y reelegir los mandos

Este domingo se planteará una reforma a los estatutos tricolores que permita al actual dirigente nacional reelegirse hasta por dos periodos más

Por: Gerardo Armenta

El Partido Revolucionario Institucional atraviesa hoy por hoy una áspera coyuntura. No sólo arrastra consigo el derrumbe electoral reciente donde prácticamente lo perdió todo, junto con el resto de la oposición. También parecería que tampoco saldrá bien librado del proceso de este fin de semana por el que se harán modificaciones a sus estatutos.

Pero es casi seguro que esos cambios estatutarios entrañen un clásico plan con maña por la finalidad que parecería guiarlos. En esencia, mañana domingo, en la Vigésima Cuarta Asamblea Nacional priista, se planteará una reforma a los estatutos tricolores que permita al actual dirigente nacional (y a los estatales) reelegirse en su cargo hasta por dos periodos más. Esta eventual disposición facilitaría el hecho de que Alejandro Moreno Cárdenas permanezca otros ocho años más como líder priista indiscutido e indiscutible.

Como queda en evidencia, el tenor de una jugada como la anterior es de largo alcance. Por lo demás, suele ser común en todos los partidos políticos del mundo que sus dirigentes permanezcan en el cargo un y otra vez, normalmente hablando. Pero es evidente que en un partido como el PRI actual no hay ni por asomo condiciones mínimas de normalidad operativas o políticas. El que fue un partido  señero y fundamental en la cultura política de un país como el nuestro, atraviesa hoy un momento existencial de suyo peligros y complicado en cuanto a sus expectativas inmediatas y futuras.

Es curioso (por decirlo de alguna forma) que cuando, tras el proceso electoral de junio anterior, todo mundo pensó que la estructura de mando priista sufriría una fuerte sacudida con la remoción de hasta el más modesto de sus mandos, sucedió que el dirigente nacional asumió que debía permanecer como timonel hasta incluso por ocho años más. Insístase: tal parece que ese y no otro es el afán de “Alito”. Él no ha dicho nada al respecto, pero, como bien se sabe, muchas veces las palabras salen sobrando.

Sus intenciones, sin embargo, parecen estar fuera der toda duda. No sólo quiere permanecer como jerarca priista los próximos cuatro años, sino también otros cuatro más, hasta sumar ocho en total. El problema es que estas cuentas alegres bien pudieran resultarle favorables. Una verdadera gana de empezar a componer las cosas en el PRI, si es que verdaderamente todavía existe una oportunidad para ello, tendría que fincarse en la necesidad o urgencia de que Moreno Cárdenas deje el mando tricolor.

Los tiempos priistas de hoy seguramente son los más complicados de su historia. Pero paradójicamente su liderazgo principal deja mucho que desear ante ojos de propios y extraños, si bien los primeros son los que deben importar esencialmente para un partido como el PRI. Bien podría pensarse que Moreno Cárdenas ya tuvo tiempo de sobra para demostrar de lo que es capaz como dirigente de su partido. Por eso ocurre que la opinión generalizada es adversa al tenor de la gestión que ha cumplido.

Así lo entienden en el mismo contexto del PRI. No en balde más de 200 militantes tricolores suscribieron un texto en el que hicieron constar su oposición a que “Alito” siga como dirigente priista. Lo curioso es que manifestaciones de este tipo casi nunca suelen ser tomadas en cuenta en ninguno de los diversos ámbitos (no necesariamente políticos o partidistas) donde a menudo suelen trascender. Sin embargo, no puede negarse que, de una u otra forma, el caso de “Alito” y el PRI ha llamado muchísimo la atención, tanto por la singularidad mediática adversa del personaje y por la difícil o deplorable situación en que históricamente terminó por ubicarse un partido como el legendario y duradero tricolor.

Es válido asumir que esta última definición es real y contundente. No en balde priistas notables o distinguidos se muestran renuentes a sumarse al desarrollo de un tiempo priista como el que estaría fraguándose a partir de este domingo en su asamblea nacional. Ya se aludió a más de dos centenares de ellos. Y a los que habría que agregar al sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien rechazó la idea de un cambio estatutario en el PRI que promueva la reelección de sus dirigencias.

Beltrones expuso que “el daño sería lamentablemente mayúsculo y en sentido contrario a los que hoy amerita una seria discusión y reflexión de lo que nos ha sucedido en los últimos procesos electorales”. Contundente, señaló que resulta absurdo pensar que esa medida sea (en un caso remoto) la solución a nuestro problema de fondo. “Parece una simple e irresponsable decisión”, subrayó. Beltrones tiene razón. Por ello, se estará de acuerdo en que no en balde pocas veces una asamblea priista ha propiciado tanta atención pública.

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