Funcionarios de Casillas

En Cajeme también se estaba dando a notar la falta de auxiliares en la materia que se necesitan para cubrir las mesas de votación

Por: Gerardo Armenta

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+Ante Necesidad de Lluvia

Por lo menos hasta mediados de mes, en Cajeme también se estaba dando a notar la falta de funcionarios de casillas electorales. Se requerían todavía "solamente" 152 de los 5 mil 193 auxiliares en la materia que se necesitan para cubrir las mesas de votación. Es probable que a estas alturas se haya cubierto el faltante respectivo. El problema es que eso pudo haber sucedido...o no.

Quizá valga señalar que es probable que este problema (porque eso es) nunca se haya presentado anteriormente con la intensidad que hizo notar hoy en diversos lugares sonorenses a lo largo de los respectivos preparativos electorales que se pusieron en marcha, como era propio que ocurriera. Sin embargo, insístase en que no deja de sorprender el un tanto marcado rechazo ciudadano a participar en la tarea de funcionarios de casilla. Queda en claro que esta vez no hubo mayores miramientos para marcar la abstención respectiva.

Aunque lo curioso en todo esto (por decirlo así) es que en realidad se habla con insistencia de que el actual es el más grande proceso electoral que se haya puesto en marcha en un país como el nuestro. Debe serlo, sin duda, a partir del número de cargos de elección popular que están en juego, empezando con el que tiene que ver con la Presidencia de la República. ¿Por qué, entonces, la indolencia (por decirlo así) de una porción de ciudadanos sonorenses para desempeñarse como funcionarios de casilla?

Antes que nada, hay que reconocer que cada quien es libre y propio para asumir las decisiones que más le convengan de una u otra manera. Tal nunca será materia a discutir. Lo que sucede es que estamos hablando de un tema que como el electoral se supone de primer orden o interés para propios y extraños. Y sin duda realmente debe ser así en la mayor parte de las consideraciones al respecto. De cara a estas evidencias, habrá que esperar en algún momento las razones que expliquen la apatía de ciudadanos para desempeñarse como funcionarios de casilla.

Que se recuerde, antes no ocurría así. Y si ocurría, quizá no se daban a conocer los hechos respectivos. Lo cierto es que el día de las elecciones está ya en el contexto de una inmediatez impresionante. Poca falta de hecho para el 2 de junio. Esta es la fecha del parteaguas político o electoral que aguarda a un país como el nuestro. Porque ese día definirá quién será la primera mujer que históricamente gane la presidencia en un país como México. Esto se dice fácil. Pero por supuesto que no es ni será un suceso menor, sino todo lo contrario. Así hay que entender el paso de la historia.

Mientras tanto, dicho sea, en otra vertiente de conversación, no dejan de llamar la atención los indicadores y reportes que tienen que ver con el estado del clima actual y la aridez ambiental que propicia. Precisamente por ello se llevó a cabo una llamativa y singular ceremonia de petición de lluvias, en lo que evidentemente fue un planteamiento hoy más necesario que nunca en cuanto a la necesidad de expresarlo una y otra vez en circunstancias como las actuales. La ceremonia se llevó a cabo en lo que se conoce como la zona arqueológica del Cerro de Trincheras.

Participaron en el evento los pueblos indígenas Guarijío, Mayo, Yaqui, Comcáac, Pima y Tohono Óodham. La información respectiva señala que cada uno de estos conglomerados indígenas llevó a cabo rituales ancestrales desde su propia cosmovisión. Así debió ser para reforzar todavía el superior objetivo que los congregó. Realmente un verano como el que se avecina, o que ya está aquí, bien podrá ser uno de los más áridos o complejos de los que se pudiera tener noticia colectiva. Por ello el temor y la inquietud generales hacen notar una gran hondura.

Es obvio que no podía ser de otra manera. La contención de agua por parte de las presas regionales marca registros adversamente inauditos o increíbles. Pero la realidad en este tenor no puede ser falseada y mucho menos ignorada. La urgencia por una regular temporada de lluvias veraniegas, es hoy (quizá como nunca antes) una cuestión de primer orden e interés generales. Por eso nunca estarán de más, sino al contrario, ceremonias indígenas como la que se llevó a cabo en el Cerro de Trincheras con sentidas y formales peticiones indígenas en favor de la lluvia. Vale saludar y reconocer esa actitud...

armentabalderramagerardo@gmail.com

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