El voto útil ha sido objeto de polémica en prácticamente todas las democracias modernas debido a la polarización que crea entre dos bandos, los que tienen posibilidades de ganar y los que no, es decir, entre los seguidores de los partidos conocidos como “grandes” contra los de los partidos “chicos”.
El voto útil es una forma de hacer valer nuestro derecho a votar y elegir a nuestros representantes con el objetivo principal aglutinar a la mayor cantidad de votantes individuales en una suma de voluntades que deje a un lado las diferencias menores que pudieran existir entre dos o más candidatos para elegir al que tenga mejores posibilidades de obtener la victoria.
El voto útil en la política no es cosa menor, debido a que se habla de que, está en juego la vida de ciudadanos que exigen mayor seguridad, empleo, oportunidades y por ende su calidad de vida está relacionada directamente con la capacidad que tiene una sociedad de darle identidad colectiva a su voto, lo que generalmente se decanta en un bipartidismo como sucede en Estados Unidos.
En México los adversarios del voto útil argumentan que el voto individual cuenta como una forma valiosa de expresión ante la opinión pública, aunque no logran obtener la mayoría de las preferencias que los coloquen en puestos de poder, pero, sobre todo, lo que buscan es subsistir para seguir siendo parte de prerrogativas y estímulos económicos, así como de las famosas plurinominales y regidurías que les permitan continuar con su proyecto para las siguientes elecciones, bajo la lógica de: no importa quien pierda o gane mientras mi partido siga teniendo beneficios.
Por su parte, los defensores del voto útil señalan que en las democracias se gana y se pierde por un voto, y este es funcional en elecciones donde se debe de preponderar el bien común o el fin colectivo más allá de los intereses personales que pudiesen tener los actores políticos. El voto útil en la actualidad ha tomado relevancia a nivel mundial sobre todo en casos donde el régimen en el poder cuenta con rasgos autoritarios que no permiten la sana competencia entre las fuerzas políticas, por lo que se vuelve crucial para ganar la unión entre las fuerzas disidentes para obtener el “Summum bonum” o mejor conocido como bien mayor. Tal es el caso de gobiernos como el de la canciller alemana Angela Merkel quien logro unir esfuerzos en la alianza de partidos conocida en Alemania como “la gran coalición” bajo los que se unen los partidos democratacristianos y socialdemócratas, e igualmente el caso negativo donde no se ha logrado consolidar una estrategia de voto útil, como lo es Venezuela, donde a pesar que la oposición es mayoría en dicho país, no se ha logrado unificar esfuerzos para derrocar a un régimen autoritario socialista a lo que las particularidades de la oposición consideran “valioso” para ellos mismos dejando a un lado el bien mayor de su nación.
El último caso de llamado al voto útil exitoso en nuestro país se encuentra en Chihuahua en los comicios de 2015, cuando en un caso muy similar al que se vive actualmente en Sonora, el actual gobernador Javier Corral, hizo un llamado a los simpatizantes de su más cercano competidor el candidato independiente “Chacho” Barraza, quien era un empresario con buena estima pero no alcanzaba más del 15% en las encuestas de dicha entidad, por lo que Corral incito a sus seguidores, con quienes tenía muchas coincidencias, a preponderar el bien mayor de Chihuahua y acudir a las urnas para elegir al único candidato con posibilidades reales de impedir la instauración del régimen de los Duarte en dicho estado fronterizo, lo cual funciono con éxito.
Como nunca en la historia del estado de Sonora, los ciudadanos nos enfrentamos ante una clara elección de costo de oportunidad, en el que tendremos en la boleta dos opciones con posibilidades reales de triunfo, está en nuestras manos preponderar lo valioso en lo particular, o lo que es lo mejor para la mayoría.
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