INE le invalida Reforma
Por: Gerardo Armenta
La de hoy parece ser la hora de la verdad para los partidos políticos tradicionales. Dos de los más importantes organismos de esta clasificación viven o sufren hoy los rigores de una coyuntura que los alcanzó sin que por lo visto se dieran mayor cuenta de que los tiempos estaban cambiando o habían cambiado radicalmente. Los que saben de tales menesteres dicen que esos son los errores que no perdona la Historia, con mayúsculas.
Debe ser así. El viernes anterior en este mismo espacio se dio cuenta de los sinsabores existenciales por los que está atravesando el Partido Acción Nacional, responsable histórico de la gran oposición política que ha existido en el devenir moderno del país. Como prácticamente quedó dicho, hoy está lejísimo de esa condición. Sin embargo, el PRI, el otro gran protagonista de esta historia, tampoco atraviesa por el mejor momento de su camino. Al contrario, todo permitiría suponer que hoy vive la peor y más increíble de sus circunstancias, al grado de que tal parecería borrado o esfumado del escenario respectivo.
En efecto, el PRI actual no se parece en nada no sólo al de sus momentos políticos estelares como partido ultra dominante en el país, sino que se percibe disminuido en el candelero del que forma parte, por el modo tajante en que fue alejado de los reflectores de primer orden por la fuerza de los votos ciudadanos adversos. A esta de por sí gravosa situación se añade una más de índole apariencia administrativa, pero que tiene que ser vista al amparo de una fuerte coloración política, simplemente porque así son estas cosas.
Los hechos al respecto se explican por sí solos. Ocurrió que la reforma a los estatutos del PRI que abrió la puerta para la reelección de Alejandro Moreno Cárdenas como dirigente del partido fue invalidada por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Así estuvo la cosa. Sucedió de esta manera porque tal reforma partidista se llevó a cabo antes de que terminara el proceso electoral 2023-2024. Esta reforma en mención no es asunto menor, como bien se sabe. Marcó, en un acuerdo insólito y hasta ofensivo para propios y extraños, que la dirigencia nacional del partido y los mandos estatales se puedan reelegir hasta por tres periodos consecutivos.
En el lenguaje coloquial del habla mexicano existe una expresión que trasluce la hechura de alguna demasía o desmesura. La frase dice: “Servirse con la cuchara grande”. Y eso es lo que hicieron en beneficio propio quienes (esta vez no hablaron de las “mayorías”) mandan hoy en un partido como el PRI. De nada les valió la connotación histórica que la actitud reeleccionista tiene en la cultura política del país. No puede negarse que existe una cierta fobia convencional con respecto a esa actitud. Y el problema es que históricamente el PRI abanderó la no reelección como causa muy propiamente suya.
Y todo para que un día llegara un dirigente nacional con el ánimo dispuesto para permanecer en el cargo hasta por tres periodos consecutivos. Qué bonita debe ser la política cuando no se le toma en serio. Pero en el PRI actual no contaban con la astucia del INE, donde, sin que en apariencia viniera al caso, postularon el alegato en mención para dejar sin efecto la reciente y muy sonada reforma llevada a cabo en el PRI. Habría que señalar que a este partido quizá le haga falta no sólo una reforma, sino todas las que se quisieran llevar a cabo.
Parecería, sin embargo, que no se habla de la que tendría que ser en ese ámbito partidista la verdadera reforma que le hace falta, la cual no podría ser otra más que la reconquista de la voluntad o la simpatía de lo que en el lenguaje y la práctica priistas se entendió siempre como “las mayorías”, sea esto lo que haya significado o no realmente. Pero sin duda algo real debió traducir esta expresión tan propia del lenguaje utilizado en los tiempos del esplendor priista. El problema es que en un momento dado esa palabra se quedó huérfana de significado.
En lo inmediato la pregunta estriba en saber que pasará con el PRI tras la reforma a los estatutos que facultaron la reelección de su mando, reforma hoy tajantemente invalidada ni más ni menos que por el INE. ¿Moreno Cárdenas tendrá que dejar la dirigencia? Tal es lo que procedería en simpleza de términos. Pero es obvio que las cosas al respecto no podrán ser tan fáciles. Aunque pronto se verá su cabal deslinde...
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