Puede ser que no se haya puntualizado, que lo que hoy le sucede a la agricultura en México viene fundamentalmente desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio.
Porque antes de que se firmara este acuerdo comercial la agricultura en México estaba fuertemente dirigida hacia la producción de granos básicos: maíz, trigo y frijol, siendo protegidos por el Gobierno Federal.
La protección se manifestaba de manera fundamental en la restricción de las importaciones y en subsidios directos a los productores, donde la producción agrícola nacional estaba en su mejor momento.
El maíz en particular era el cultivo más importante y estaba ligado a la seguridad alimentaria nacional, ya que México era autosuficiente en su producción para consumo humano.
Hasta 1990 el Gobierno Federal restringía las importaciones de maíz y frijol, garantizando el mercado interno para los productores mexicanos, considerando la importancia de la producción alimentaria.
Esta fue la primera indicación de que México se abría al mundo comercial, ya que en agosto de 1986 ingresó al acuerdo de aranceles y comercio (GATT), marcando un punto clave en la apertura comercial y en su integración al sistema multilateral del comercio internacional.
Realmente se podría decir que la agricultura mexicana antes del Tratado de Libre Comercio era más protegida, con un fuerte enfoque en la autosuficiencia alimentaria y la protección a los cultivos tradicionales.
Cuando finalmente México llega a la firma del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, las cosas empezaron a cambiar para los productores agrícolas nacionales.
Al abrir el mercado de las importaciones hacia México de productos agrícolas, los productores nacionales se ubicaron en una posición desventajosa por los apoyos y subsidios de los productores extranjeros.
Esto generó en el país un aumento en la pobreza rural y una disminución en la tierra destinada a la producción de cultivos básicos como el maíz, aumentando la dependencia de las importaciones.
Se registraron además cambios en la estructura agrícola con la concentración del acceso al crédito y a los mercados en grandes productores, mientras que los medianos y pequeños agricultores perdieron posición.
Hoy en día más del 40% de los agricultores mexicanos viven en pobreza extrema y la producción agrícola ahora sólo contribuye al 4% del Producto Interno Bruto nacional, y va a menos.
La perspectiva nacional agrícola no se ve muy favorecedora para los productores mexicanos, por el déficit comercial y la alta dependencia de las importaciones de productos agrícolas que antes aquí se producían.
Con la llegada del Tratado de Libre Comercio la importación de maíz aumentó hasta un 1000%, pasando de ser un país autosuficiente a depender de las importaciones para cubrir el 50% de sus necesidades.
Lo mismo sucedió con el arroz (60%), sorgo (43%), soya (92%) y trigo (50%), todo ello por la competencia desigual con los productores externos por sus apoyos y subsidios.
Este cambio en el campo mexicano de 1993 al 2024 ha generado la pérdida de la soberanía alimentaria y ha afectado la rentabilidad de los medianos y pequeños productores.
Lo que hoy se ve venir es la nueva negociación del Acuerdo Comercial en 2026, y será mayor el interés de los productores agrícolas de Estados Unidos y Canadá de colocar su producción en México.
Es necesario el cambio de la política agrícola mexicana y establecer un importante panel de participantes en las negociaciones del renglón agrícola por parte de México, con el apoyo del Gobierno federal.
DEL ESCRITORIO
En el tema de la reducción de la jornada laboral a 40 horas, entra en vigor el 1 de mayo de 2026 para iniciar su reducción el primero de enero de 2027, hasta que esté totalmente implementada en 2030… Algo que se ve muy lejano es la terminación del acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, pero lo que sí es real es que la parte estadounidense quiere mayores ventajas sobre México… Interesante que México haya integrado con empresarios mexicanos un consejo de promoción económica para atraer mayores inversiones al país.




