Una trayectoria profesional y humana que merece ser reconocida
Hay personas en esta vida que transitan haciendo el bien y nadie lo reconoce. Tampoco ellos lo piden porque su vocación es la del servicio.
Una y otra vez, sin que su mano izquierda sepa lo que hace la derecha, dan todo por el prójimo, sobre todo cuando ven las necesidades de los demás.
Muchas veces no es necesario contar con una inmensidad de recursos sino solamente con voluntad para ayudar a los que más lo necesitan.
Y eso amerita que, poco a poco, la población reconozca a esas personas y los catalogue como benefactores, lo cual es ya en sí un amplio reconocimiento popular.
Hoy que se está ante la próxima designación de los ciudadanos distinguidos de Cajeme, entre los que conocen la labor del doctor Teodoro Bojórquez Durán se ha esparcido la idea de que el Ayuntamiento lo catalogue como el receptor de esa distinción.
De seguro, el galeno, cajemense por adopción aunque sinaloense de nacimiento, no necesitó mover un dedo para que su nombre apareciera entre los ciudadanos como una de las opciones fuertes para la designación que año con año se realiza.
Y es que desde hace muchos años atrás se ha ganado el mote de “médico del pueblo”, algo que muy pocos han logrado, como el también doctor Raúl Juárez, pues ha sabido dar su respaldo profesional a las personas que en verdad lo necesitan.
Alguna vez quiso canalizar por la vía política su apostolado de servicio, pero la verdad es que esa profesión se ha degradado tanto que a los ciudadanos de bien, como Bojórquez Durán, extrañamente no los toman en cuenta para los cargos políticos, pues hoy la podredumbre alcanza hasta los niveles más altos del quehacer público y tener a un bienhechor en esas lides significaría echarles a perder dos que tres negocitos.
Durante la pandemia, el médico estuvo en el ojo del huracán porque, sin que para él fuera novedad, aplicaba algunos medicamentos que ayudaban a muchos a superar esa enfermedad que hasta hoy mantiene en zozobra a la humanidad.
Muchos lo criticaron, otros lo elogiaron, pero los beneficiados vieron en su fórmula, independientemente de lo que haya estado compuesta, la tabla de salvación ante un mal que llevó a muchos a la tumba.
El agradecimiento a Bojórquez Durán, en consecuencia, será eterno, sobre todo de aquellas personas a las que, por sus condiciones económicas, él las apoyó sin que mediara pago alguno, algo que no se ve en muchos profesionistas hoy en día.
Es por ello quizá que el señalamiento para que sea Ciudadano Distinguido de Cajeme surgió desde las entrañas populares de manera natural y poco a poco ha ido tomando fuerza.
Ojalá las autoridades tomen en cuenta esa voz del pueblo, que dicen es voz de Dios, para que se alejen de quedar bien con los que mandan en la política y en esta ocasión sí sea designada una persona que, como Bojórquez Durán, se codea con la comunidad sin mas retribución que el deber cumplido.
De cualquier forma, si los gobernantes desoyen esta opción, para muchos cajemenses el médico del pueblo ha traspasado ya las fronteras de la buena fama y, con distinción política o sin ella, su nombre quedará enraizado en la mente del colectivo y no por lo que dure un trienio sino para siempre.
Así de grande, la tarea desempeñada por Bojórquez Durán. Honor, a quien honor merece.