El gobernador de Jalisco desmenuzó una crítica al sistema político mexicano actual y también esbozó una propuesta del rumbo que debería tomar el país
Corría el año de 2012 cuando un político disruptivo y fuera de toda ortodoxia política decidió romper con la manera tradicional en la que se venía haciendo política en un estado sumamente tradicionalista, hablamos de Enrique Alfaro, quien después de romper con los partidos del PRI y, posteriormente, con el PRD, decidió emprender el vuelo en un instituto político prácticamente irrelevante hasta ese momento, Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, logrando así, lo que muchos consideraban una epopeya prácticamente imposible de realizar, romper el bipartidismo desde una trinchera desconocida, logrando una elección sumamente cerrada, siendo el “underdog” de la contienda. Empero, así como la vida, la política da muchas vueltas y fue así que, a los pocos años logró convertirse en presidente municipal de Guadalajara, con una cantidad holgada de votos, y, posteriormente, como el primer gobernador emanado por las filas del partido naranja en el país en 2018, convirtiéndose así en el referente político nacional de dicho partido y, en gran medida en su líder moral.
Se trae a colación lo anterior, debido a que, recientemente el gobernador de Jalisco dió a conocer uno de los discursos políticos más impecables de la época política moderna en el que, no solamente se remitió a dar un mensaje de carácter político personal, sino que, de una manera digerible logró desmenuzar una crítica al sistema político mexicano actual, y no solamente eso, sino que también, esbozó una propuesta del rumbo político que debería tomar el país. Hago mención de cuatro de las ideas que considero más importantes de dicho mensaje:
- “Somos muchos ciudadanos quienes no coincidimos con el rumbo que lleva México”.
- “Sin la unificación de la oposición no hay mucho por hacer… enjuiciar de manera sumaria, a quienes son parte de dichos partidos (PAN, PRI, PRD) es profundamente injusto … sin esas mujeres y hombres, panistas y priístas, no se puede formar un frente opositor”.
- “Construir una tercera vía que solo divida y haga un papel testimonial sería la mayor contribución para la consolidación de este régimen”.
- “Coincido que ese modelo de alianza que hoy existe parece un modelo para administrar y lucrar la derrota … imponiendo la visión de quienes solo hacen política tomando café desde la Ciudad de México”.
Como se puede leer, Enrique Alfaro no dejó a nadie sentido, es por lo que, su mensaje adquiere validez y da muestra de su madurez para reconocer que, cometiendo los mismos errores y, poniendo en primera instancia la militancia partidista y los fines personales, difícilmente se logrará un cambio en momentos complejos como los que se viven actualmente en nuestro país. Por lo tanto, para finalizar su mensaje, concluye dejando la puerta abierta a los partidos de la oposición para construir una vía mucho más eficaz para llegar a acuerdos y, sobre todo, lograr en conjunto un proyecto de nación que busque darle rumbo al país y no solamente ganar una elección.
Para terminar, es preciso comentar que, más allá de fijar posturas con intereses personales oscuros de las dirigencias de los partidos de oposición, tanto en Movimiento Ciudadano, como en el PAN, PRI y, PRD, existe mucho más en común de lo que se imaginan, comenzando por el origen de sus militantes y terminando por los objetivos e ideales principales que los motivan a participar a cada uno de ellos, los cuales, tal como sucedió en el Plebiscito Chileno de 1988, cuando se constituyó la Franja del “NO”, la cual curiosamente tenía por slogan la búsqueda por la “Alegría”, estuvo conformada por partidos sumamente similares a los actuales para consolidar la caída de un régimen autoritario.
El tiempo y la memoria colectiva juzgará a cada una de las mujeres y hombres que día a día construyen la historia de este país.
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