Es extraño como en el mismo género humano existen dioses y demonios, situación que no se da en el mundo animal...
Por: Jesús Huerta Suárez
En verdad me sorprende y me sorprende bastante; me abruma, me impacta de sobremanera ver cómo el humano puede llegar a ser desde un ente celestial hasta alguien peor que el mismo demonio. El ser humano, igual puede crear sublimes obras de arte, hermosas canciones de alabanza a los dioses del Olimpo; o puede ir de la sencillez a la bondad, del amor a la caridad a destazar a una persona que acaba de profanar. Con la mano en la cintura y al parecer sin remordimiento alguno, puede maltratar a un pequeño o a un anciano y sigue tan campante como si nada y hasta le causa gracia.
Es de llamar la atención que el hombre puede hacer una guerra y matar a miles por un pedazo de tierra o un puñado de oro, o puede dar su vida por un animal indefenso, pero el mismo humano puede comerse lo de todos y matarlos de hambre por puro gusto. Son los mismos seres que pueden hacerte daño por afición o pueden ponerse a tus órdenes sin otro interés que servirte.
Unos pueden cuidar a un enfermo durante su agonía con su amor sincero y sin pero alguno, mientras que otros son capaces de morder la mano del que les da de comer.
Sí, es extraño como en el mismo género humano existen dioses y demonios, situación que no se da en el mundo animal. Pero, ¿qué es lo que nos hace ser tan diametralmente opuestos unos de otros? ¿Qué hace a unos muy buenos, y a otros muy malos y a otros regulares? ¿Por qué tú no eres capaz de matar una abeja y otro puede llegar hasta a disfrutar el asesinar a un pequeño?
Sinceramente no sé. Pero me atrevo a pensar que esas grandes diferencias entre buenos y malos se dan por personas que crecieron faltos de amor y cuidado de sus progenitores o tutores, por influencias de otros y por el medio ambiente en el que se desarrollan. Es posible que la genética tenga que ver por la mezcla de sangres de los padres o por no desarrollar en lo más mínimo la esencia espiritual del ser humano o, quizá, por darle hilo al libre albedrío y al hacer el mal les produzca un cierto tipo de placer mundano… ¿Tú qué crees?
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