Vaya inicio de esta segunda mitad del sexenio del presidente López Obrador, ya que, a poco más de tres años de haber obtenido la histórica victoria que le brindaron más de 30 millones de mexicanos, las ansias de política y polémica parecen encontrarse a tope.
Vaya inicio de esta segunda mitad del sexenio del presidente López Obrador, ya que, a poco más de tres años de haber obtenido la histórica victoria que le brindaron más de 30 millones de mexicanos, las ansias de política y polémica parecen encontrarse a tope.
Si algo ha caracterizado al ambiente político nacional durante los últimos años, es la polarización, la cual ha comenzado a generar fricciones entre las diferentes fuerzas políticas que han zanjado una clara y diáfana división de visiones que parecen haber llegado a un punto de no retorno, lo cual pone en serios predicamentos la vida democrática nacional, así como la sana convivencia entre los mexicanos para imponer el diálogo ante las diferencias.
Tres son los síntomas evidentes que nos demuestran la polarización que se vive actualmente en México con acciones que, algunos años atrás parecerían impensables, hoy en día comienzan a surgir brotes que nos demuestran que la fragmentación y confrontación política llegó para quedarse, al menos de aquí hasta la renovación presidencial de 2024.
El primer hecho que prendió los focos rojos fue la intentona de diversos mandatarios estatales de desprenderse del pacto fiscal que mantiene a estados como Nuevo León, Jalisco, Querétaro, Chihuahua, entre algunos otros, en un pacto económico desigual, alegando inequidad en la repartición de aportaciones y participaciones federales, tema que amenaza con renacer con la toma de posesión del nuevo gobernador norteño, Samuel García.
En segunda instancia se encuentra la reunión y enlace que han concretado diversos senadores de la banca panista, quienes firmaron un acuerdo para luchar contra el comunismo con el partido conservador español Vox, el cual es señalado por tener posicionamientos de ultraderecha, radicalizando así los posicionamientos del blanquiazul, alejándolo de sus principios de centroderecha y de sus alianzas internacionales, las cuales mantenía con el Partido Popular de España con quienes comparten adhesión a la organización Internacional Demócrata Cristiana.
Por último, no podía quedarse atrás el presidente López Obrador, quien se encuentra, como él mismo lo ha mencionado, a mitad de su camino, y evidentemente tomó la decisión de quemar sus naves y apostar el todo por el todo con sus alfiles más allegados y que le han demostrado lealtad a toda prueba. Comenzamos con la salida del gabinete de los “moderados”, los cuales habían sido diques de contención y puentes hacia los sectores de la población más mesurados que aún conservan sus reservas al régimen de la 4T, entre los que figuran la salida de perfiles más políticos como el de Carlos Urzúa, quien fue de los primeros en renunciar a la Secretaría de Hacienda, alegando diferencias con el propio presidente, camino que, guardadas sus proporciones siguieron Germán Martínez en el IMSS, Olga Sánchez Cordero en Gobernación, Julio Scherer en la Consejería Jurídica, Alfonso Romo en la oficina de Presidencia y un largo etcétera de funcionarios que se habían mantenido en una posición más mesurada ante los deseos radicales de López Obrador, en su lugar se han colocado a personajes que cuentan con la misma característica, una sumisión casi total a los deseos del presidente, acotando así a un pequeño puñado de políticos capaces y frugales entre los que sobreviven en el gabinete encabezados por Marcelo Ebrard y el recién nombrado Secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, quien afirma poder lograr la titánica tarea de contener las ambiciones financieras presidenciales, a los cuales le acompaña desde el legislativo Ricardo Monreal.
A principios de agosto de 1519, el famoso conquistador Hernán Cortés tomó la decisión de quemar sus naves en las costas de Veracruz para demostrar a sus tropas que no había marcha atrás. En esta segunda mitad del sexenio, tanto AMLO como la oposición parecen estar dispuestos a quemar sus naves para mantener o acceder al poder, el tiempo nos avizora un choque de trenes rumbo al 2024.
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