El cortisol es una hormona que se expone ante el peligro, pero debemos tener cuidado para que no nos genere problemas de salud a largo plazo
Por: Karla Salinas
El estrés forma parte de nuestra vida constantemente, ya sea que se origine por situaciones escolares, laborales, familiares, entre otros. Siendo capaz de hacerse presente en múltiples etapas de nuestra vida, por lo que debemos ser cuidadosos y tener un mejor control de él, para evitar que nos domine.
En las redes sociales del Issste, hacen mención que durante esos momentos de mucha presión, solemos tener niveles de cortisol alto. Al ser un tema del que pocos hablan y conocen, hemos decido poder aclarar las dudas sobre el tema, destacando que son y qué relación tienen con los momentos en los que estamos estresados.
¿QUÉ RELACIÓN TIENE EL CORTISOL CON LA PREOCUPACIÓN?
Para poder hablar a fondo sobre el tema, es importante dejar en claro su significado. Se menciona que son hormonas que las glándulas suprarrenales generan, siendo señales hormonales que el cuerpo envía ante esos momentos de preocupación, haciendo que los niveles de glucosa se eleven o reduce funciones no esenciales en el cuerpo ante el supuesto peligro.
Aunque es una hormona que al pasar estos momentos de preocupación regresan a su normalidad, al tener una respuesta de estrés prolongada, esto generará una sobreexposición de dicha hormona, situación que provocará varios problemas a la salud a largo plazo como:
Ansiedad.
Dolores de cabeza.
Problemas digestivos.
Tensión muscular.
Enfermedades cardiovasculares.
Problemas de memoria.
Aumento de peso.
¿CÓMO PREVENIR SITUACIONES ESTRESANTES?
Es relevante que al tener estos episodios de mucho estrés, busquemos formas de disminuirlo, con la finalidad de evitar que el cortisol comience a afectar notablemente la salud de nuestro organismo. Hay hábitos saludables que, además de ayudar ante tal preocupación, nos pueden beneficiar a bajar nuestros niveles de la hormona:
Dormir 8 horas al día, recordemos que la falta de sueño perjudica nuestra salud en todos los ámbitos, puesto que evitamos que nuestro cuerpo recupere las horas necesarias para descansar.
Realiza ejercicio físico.
Ante momentos de gran presión, busca actividades que te ayuden a calmarte, ya sea meditación, yoga, dibujo, lectura, entre otros.
En conclusión, podemos decir que la relación que tiene dicha hormona con la preocupación, se debe a su efecto al momento de encontrarnos en alguna situación de riesgo o bajo mucha presión, siendo una respuesta que el cuerpo envía ante tales momentos, pero por eso hay que tener un mejor control de lo que sentimos en esos momentos.
