El deportista pausó su carrera por una causa justificada: "ella me dio la vida, y yo se la extendí"
Por: Edel Osuna
Podría decirse que no hizo nada de más, pero en estos tiempos muchas personas anteponen su vida a la de sus padres; sin embargo, el futbolista bosnio Robert Peric-Komsic hizo un acto de inmenso amor a la autora de sus días.
El futbolista, que militaba en el HNK Cibalia Vinkovci, de Segunda División de Croacia, abandonó todo, pues la persona más importante de su vida le necesitaba: su madre necesitaba con urgencia un trasplante de hígado.
Fue tan grande el amor por ella, que el joven de 23 años donó a su mamá el 70 por ciento de su víscera, y dijo: "ella me dio la vida y yo se la extendí".
Y es que desde hace 13 años, Ljiljana padecía una enfermedad que la ponía al borde de la muerte, y su única salida era la donación, pero de los donantes ninguno eran compatible.
"Su vida corría peligro, su estómago se estaba llenando de agua y era cuestión de días... En el momento en que supe que todas las demás opciones estaban agotadas, empaqué mis cosas y volé a Estambul", señala Robert.
Además, explicó que su misión era curar a su mamá, por lo que, dado a la urgencia, lo demás pasó a ningún término.
El trasplante fue un éxito y tanto él, como su progenitora se recuperan favorablemente, a la vez que se dijo listo para volver a la cancha, pues todos sus valores de referencia son normales y el hígado está casi regenerado, por lo que "creo que jugaré un partido por los puntos muy pronto".
Y aunque muchos lo consideran un héroe, por haber corrido a ayudar a su madre, él piensa que no hizo nada de más, sino lo que cualquiera en su lugar hubiese hecho.
"Mi madre me dio la vida y yo se la extendí, pues al fin tiene una nueva vida luego de 13 años de lucha", puntualizó.