En la década del 90 el promedio de mujeres sin hijos era del 6.7%; para el 2000 creció al 7.95% y en el 2020 subió a 18% en México
Por: Edel Osuna
Al parecer las nuevas generaciones de mujeres ya no tienen como prioridad convertirse en madres, pues de acuerdo con cifras del Estudios de Mujeres y Hombres en México del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el número de féminas que se niegan a la maternidad se ha triplicado en los últimos 10 años.
De acuerdo con los datos, en 1990 el porcentaje de mujeres sin hijos era de tan sólo el 6.7%, para el 2010 aumentó al 7.95%, pero para el 2020 se disparó, hasta alcanzar el 18%.
Aunque se pensó que durante la pandemia los embarazos se dispararían, esto no ocurrió y la tendencia gradual de natalidad decreció, pues de 1994 al 2020 bajó en 44%.
Por otra parte, también el promedio de hijos decreció, pues en el 2000 era de 2.6 por ciento, en el 2010 bajó al 2.3% y para una década después bajó a 2.1%.
En cuanto al rango de edad, las féminas de entre 15 y 49 años sin hijos es del 33.7%.
Respecto a la ocupación, 1 de cada 10 mujeres patronas-empresarias tiene, como mínimo, un hijo, en tanto que las que son empleadas, 74%, cuenta con al menos un vástago.
Por otra parte, cerca del 70% de madres no trabaja en actividad remunerada alguna y del total de mamás en México, el 21.4% labora, mientras que 69.5% no lo hace en alguna actividad. El 9.1% se ubica en la categoría “no especificado”.
En cuanto a las obreras, éstas representan el 8.6% del total de mamás; 1.1% jornaleras; 9.8% trabaja por su cuenta; 3.6% trabajadora no remunerada, y quienes laboran, pero no especificaron en qué se ubica en el 1%.
Por estados, las entidades con el mayor promedio de madres trabajadoras son: Baja California, Chihuahua y Sinaloa, refiere el Inegi.
En tanto, los estados con menos madres no empleadas fuera de casa están en Guerrero, Campeche y Puebla, destacó el instituto.
Respecto al estado civil y al número de hijos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que estos dos aspectos inciden en la participación de la mujer en la fuerza laboral.
También el matrimonio y la decisión de tener hijos reducen la tasa de participación de la mujer en el campo laboral, todo lo contrario en los hombres, por lo que la brecha de género en este campo es más amplia.