Averigua quiénes eran los esposos y novios de la cantante mexicana y cómo sus vínculos influyeron en su trayectoria musical con temas emblemáticos
Por: Brayam Chávez
Paquita la del Barrio, cuyo verdadero nombre era Francisca Viveros Barradas, se transformó en una de las personalidades más emblemáticas de la música ranchera y popular de México.
Su herencia artística estuvo caracterizada por canciones que ilustraban el desamor, la traición y el fortalecimiento de la mujer. Sin embargo, tras su voz única y canciones como Rata de dos patas, se ocultan relatos personales que han dado forma a su estilo singular y su mensaje directo.
UNA JUVENTUD MARCADA POR EL ENGAÑO
Desde su juventud, Paquita vivió el amor de una forma intensa y emotiva. A la edad de 15 años, trabajando en el Registro Civil de Alto Lucero, Veracruz, conoció a Miguel Gerardo Martínez, un hombre de 18 años más grande que ella, que desempeñaba la función de tesorero del municipio.
La relación progresó velozmente hasta el matrimonio y tuvieron dos hijos en conjunto. No obstante, su alegría se vio interrumpida cuando se enteró de que Martínez ya había contraído matrimonio y contaba con otra familia.
La repercusión de esta infidelidad afectó profundamente a Paquita. La joven madre optó por abandonar su pueblo de origen y trasladarse a la Ciudad de México con el objetivo de edificar un futuro diferente.
En ese lugar, en compañía de su hermana Viola, empezó a aparecer en bares y restaurantes, estableciendo los cimientos de lo que sería una extensa y próspera trayectoria musical.
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EL AMOR Y LA DESILUSIÓN EN SU SEGUNDO MATRIMONIO
Con el transcurso del tiempo, Paquita se topó con Alfonso Martínez, un hombre con el que establecería una relación perdurable por más de tres décadas. No obstante, su matrimonio estuvo caracterizado por la infidelidad, una vivencia que la cantante convertiría en su emblema musical.
Las reiteradas infidelidades de Martínez impulsaron a Paquita a crear algunas de sus melodías más representativas, como "Rata de dos patas", un cantar donde criticaba la conducta de los hombres que engañaron y subestimaban a las mujeres. A pesar de que se ha interpretado la canción como un ataque particular a personalidades políticas o a figuras públicas, la realidad es que sus canciones surgieron de vivencias personales que impactaron profundamente a la artista.
Pese a las dificultades, Paquita optó por permanecer junto a su marido hasta su deceso en 1997. En varias entrevistas, admitió que sus composiciones no solo representaban su propia vida, sino también la de numerosas mujeres que, al igual que ella, habían sufrido traición y hallaban en su música un medio para desahogo.