Teodoro Bojórquez: una vida de sacrificio, esmero y entrega por servir

Un profesional con una calidad humana excepcional, que lo llevó a ganar en 2021 el premio Ciudadano Distinguido de Cajeme

Por: Oviel Sosa

Entrega, profesionalismo, humildad, gratitud y un gran sentido de vocación por servir a la comunidad, es la medicina que forma parte de la receta que emplea el doctor Teodoro Bojórquez Durán, algo que lo ha catapultado en ser reconocido como un personaje notable y distinguido.

“Soy un ser humano que me identifico con la gente que menos tiene, a la que les he servido y apoyado profesionalmente”, mencionó.

Teodoro Bojórquez vino al mundo en cuna humilde, un 9 de noviembre de 1951, en un pueblo que se conoce como El Paso, localidad que se ubica en Sinaloa.

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Cuando tenía tres años, su familia se mudó a Ciudad Obregón. El crecer en un ambiente impregnado por la pobreza forjó su carácter.

“Vivíamos en situaciones sumamente precarias durante la niñez; además, mi padre fue muy duro conmigo”, compartió.

De pequeño trabajó de vocero ofreciendo el periódico Diario del Yaqui; vendió dulces, lustró zapatos y fue cargador.

Sin descuidar el estudio, se esforzaba, ya que no había tiempo para jugar, pues su realidad era otra, una que lo exigía a sacrificarse para poder salir adelante.

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“Tuve que estudiar en la preparatoria nocturna para trabajar en el día”, indicó, y para costearse la escuela, ingresó a la empresa Caterpillar, en donde fungió como cobrador.

Su empeño, su dedicación y su calidad humana hizo que lo reconocieran como un empleado productivo que no sólo cumplía con su tarea, sino que ayudaba en labores extra, como hacer mandados, pues siempre le gustó servir.

Con esmero, desvelos y esfuerzo concluyó la preparatoria en 1973; eso fue buen visto por el encargado de la empresa, el ingeniero Antonio Aztiazarán Izabal, quien depositó su confianza en él, al ver que tenía hambre y ganas de superarse.

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Con la meta de seguir escalando académicamente, recibió el respaldo del ingeniero, quien continuó ayudándolo y lo apoyó para que incursionará en una carrera universitaria.

El joven Teodoro viajó a la Ciudad de México. Sus maletas iban cargadas de ilusión, deseos de superación y la meta de ser doctor, pues su vocación lo encamino a elegir una profesión enfocada a brindar atención a las personas.

En 1974 ingresó a la Facultad de Medicina en la Universidad Autónoma de México (UNAM); tras años de esfuerzo y empeño, con la complejidad de estar en un entorno distinto al que estaba acostumbrado, finalizó sus estudios universitarios y en 1977 obtuvo el título que lo avala como médico.

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“El ingeniero, una finísima persona, muy humano, fue quien me ofreció que estudiara, y al entrar a la universidad me ayudó; cuando termine, pagó para que mi familia fuera a verme”, señaló.

Enfundado en el traje de doctor regresó a Ciudad Obregón, donde por más de 40 años ha ejercido su profesión de manera cabal, sin olvidar sus raíces, y eso lo motiva a ayudar a personas vulnerables.

“Así como a mí me ayudaron para que estudiara, tengo la obligación moral de ayudar la gente que se pueda”, indicó.

Bajo la consigna de contribuir desde su trinchera, se dio a la tarea de organizar jornadas de salud enfocadas en gente de escasos recursos; también brindó brigadas en materia de salud en la sierra, pues aportar para generar bienestar en las personas es una medicina que lo alimenta.

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Con la llegada de la pandemia de Covid-19, la figura del doctor Bojórquez se enalteció por su labor, pues ante el escenario funesto que se presentó, coadyuvó a salvar cientas de vidas aplicando sus conocimientos y experiencia en el tratamiento de las y los enfermos que arribaban a su consultorio.

Fueron jornadas extenuantes en las que el médico trabajó, lapso durante el cual su vida también estuvo en riesgo, pues convivía con el virus directamente y en ocasiones sin protección.

Su esposa, fue parte importante para afrontar el escenario, a fin de atender a las personas que acudían al consultorio, y es que Bojórquez Durán fue de los pocos médicos que continuaron atendiendo de manera presencial, aún en la etapa más álgida de la pandemia.

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La labor que ha desempeñado a lo largo de su labor profesional, le valió para recibir el máximo galardón del municipio Cajeme, que lo reconoce como un ciudadano comprometido y excepcional, ganando en noviembre de 2021 el premio a Ciudadano Distinguido.

A sus 71 años de edad, el doctor Bojórquez es, sin duda, un personaje que ha aportado a la sociedad, quien construyó su grandeza avalado en su gratitud y generosidad, un profesional en toda la extensión de la palabra, con una calidad humana extraordinaria, que lo convierten una persona noble y servicial.

Es por ello que se une al elenco de Íconos, un espacio diseñado para reconocer y rendir homenaje a personas que han destacado en un ámbito específico.

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