La guerra comercial entre Estados Unidos y China provoca una inversión de 280 BDD del gobierno norteamericano para impulsar la relocalización: Núñez
Por: Francisco Angulo
Desde hace algún tiempo existe la disputa entre Estados Unidos y algunos países asiáticos por la hegemonía en la producción de semiconductores y sus cadenas de suministros, un microcomponente de pequeñas dimensiones, pero de enormes efectos, pues se ha convertido en el cerebro de cada aparato electrónico que forma parte de la vida cotidiana, manifiesta Luis Núñez Noriega en su libro Nearshoring, relocalización de empresas y el potencial económico de México.
El economista y exdelegado de la Secretaría de Economía federal en el sur de Sonora menciona en su obra que es este el centro del actual proceso de atracción de empresas que actualmente están en China y otros países de Asia, y en este intento se prevé la relocalización de por lo menos unas 100 fábricas de estos componentes a territorio de Estados Unidos y los estados mexicanos de la franja fronteriza.
Los semiconductores tienen un uso estratégico en la producción de automóviles, televisores, smartphones, computadoras y aviones entre otros muchos equipos electrónicos, y hace años, varios países asiáticos configuraron sus economías para generar riqueza y empleos fortaleciendo sus sistemas de desarrollo científico y tecnológico, creando empresas que hoy los hacen líderes en este campo, indica.
En agosto de 2022, luego de darse cuenta que el conflicto entre China y Taiwán, que paralizó la industria de los semiconductores, ponía en riesgo su seguridad nacional, el presidente de Estados Unidos, John Biden firmó la Ley de Ciencia y Semiconductores y dispuso de 280 billones de dólares para incentivar a las empresas que se establecieran en territorio norteamericano, explica Núñez.
Al ser Estados Unidos el principal socio comercial de México, nuestro país no podía quedarse como simple espectador de esta guerra comercial, que atenta contra la hegemonía mundial del vecino del norte, por lo que debe participar de manera activa para impulsar una nueva política económica, que estimule a los fabricantes de semiconductores y sus proveedoras de dispositivos, afirma.
Ello, dice, debe incentivar la participación de empresas mexicanas y promover la atracción de inversiones directas a territorio mexicano, motivando la revisión curricular del sistema tecnológico nacional para adaptarse a los requerimientos de este dinámico sistema productivo.
Y es que, la frontera norte, así como algunas ciudades industrializadas del interior podrían ser los espacios geográficos ideales para la atracción de las empresas relocalizadas, sin embargo, por la naturaleza propia de la relación transfronteriza, la región Sonora-Arizona podría construir un clúster binacional sustentado en las capacidades productivas de Arizona, y dada la relación entre ambos estados, Sonora se ve grandemente beneficiado, menciona el autor.
