Estación del Ferrocarril, origen de la Comisaría de Esperanza; recuerdos del ayer

Al dejar de funcionar el lugar fue abandonado y en la actualidad se encuentra vandalizado por lo que pasa desapercibida en la escena urbana

Por: Oviel Sosa

Unos metros al norte del entronque de la comisaría de Esperanza, en el municipio de Cajeme, se encuentra una edificación que, tras quedar abandonada, sus paredes han servido para anunciar un baile popular, promover una campaña política o dar a conocer un negocio. Construcción que guarda en sus muros una rica historia.

En ese lugar a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX se encontraba un rancho propiedad de la familia Parada. Posteriormente a raíz de la extensión de las vías férreas por parte de la compañía Sud Pacífico para conectar el Valle del Yaqui con el Valle del Mayo y darle auge a la agricultura de la región, el olor a ganado se transformó en un aire de prosperidad y progreso, impulsado por los furgones que trasladaron mercancía y personas que se establecieron en ese punto y dieron vida a lo que hoy es la comisaría de Esperanza.

En las páginas del libro “Esperanza, Crónica de un Pueblo”, del autor Guadalupe López Barra, se indica que en 1906 se construyó una estación del ferrocarril que fue nombrada “Cócorit Switch o estación Cócorit”, la cual en 1909 fue nombrada estación Esperanza.

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Por la estación que en sus inicios era de madera descendieron y pasaron cientos de personas, entre ellos algunos extranjeros que viajaron miles de kilómetros desde su lugar de origen, motivados por el empuje que ofrecían los campos de cultivo del Valle del Yaqui.

La movilidad de mercancía y los terrenos fértiles provocaron que la gente encontrara un espacio propicio que comenzó a poblarse y dar vida a un asentamiento humano, algo en lo que influyó la estación de ferrocarril Esperanza, la cual fue nombrada así, debido a que tras una reunión en las oficinas de la compañía Richardson, el prominente señor Gerardo Parada Campoy propuso el cambio de nombre al ver en el inmueble una esperanza para la región, además de que también lo asoció con su madre, quien se llamaba Esperanza.

Con el paso de los años la estación se recorrió uno metros de su lugar de origen y su fisonomía impregnada por la madera, cambio su esencia por una más sólida y rígida al ser reconstruida en su totalidad de cemento.

Con el paso del tiempo la construcción quedó abandonada y en la actualidad se encuentra en su interior vandalizada, algo que ofrece un escenario distante a los años de gloria que dibujaron una estampa de crecimiento dejando en el recuerdo pasajes que transcendieron en la historia, por lo que mencionada estación de ferrocarril es considerada la madre que dio a luz a la comisaria de Esperanza.

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