"Es la primera vez doctora, que en estos meses disfrutamos a Fátima, que está en casa y que nos llena de su alegría": Familia Espinoza Vaquera.
Por: Ana Jusaino
Esteban Espinoza Reynaga y Lucía Vaquera Delgado, padres de Fátima, una bebé de seis meses de vida, dio su más sincero agradecimiento a la especialista en cardiología Ericka Sosa, tras operar a la pequeña por complicaciones en la parte derecha del corazón.
DEDICATORIA:
Doctora Ericka Sosa, escribo esto porque es una necesidad, recordando que hay que llamarle al pan pan y al vino vino.
Esperamos 11 años para tener un bebé derivado de una depresión postparto terrible de mi esposa, después de 11 años y tener dos niños, llegó a nuestras vidas la niña tan deseada, soñada y esperada. La bebé venía con un diagnóstico muy serio, su mal congénito es: atresia tricuspidea tipo ic.
La depresión, la tristeza, la angustia y la probable muerte volvieron a aparecer en nuestra casa, en nuestra mesa, en nuestra familia. Han pasado seis meses de ese diagnóstico y al mirar hacia atrás realmente han parecido años desde que nació Fátima, días muy intensos, sin descanso.
Sabe querida doctora, en estos meses nos hemos encontrado con gente que podía ayudar, pero no quiso, simplemente cerraron las puertas del corazón. Por falta de dinero de nuestra parte, con la ayuda de mucha gente se logró la meta, todavía hay personas que me llamapara ayudar.
El dolor moral en ese momento como papás, ante esta situación es tremendo, la impotencia, el llanto es terrible, por la mente pasan todo tipo de pensamientos, unos catalogados como buenos y otros como malos. Además de esto la historia clínica de la niña había sido muy mala, cuando la pequeña tenía 5 meses de edad (150 días) ya llevaba 96 días de hospital en lapsos de 15 a 20 días, un día tuvo atelectasia pulmonar, neumonía y fiebre; la niña sonreía en esos momentos delicados y nos enseñó a vivir, a sonreír, aunque las circunstancias sean por demás adversas; En ese momento el diagnóstico de la niña era muy grave.
Pasaron 5 meses en una pesadilla doctora, la niña, junto con nosotros pasábamos más tiempo en el hospital que en casa, y no solo es estar en el hospital, si no presenciar su sufrimiento físico terrible, y nosotros no en lo físico, pero si en lo más profundo del alma, un dolor que pareciera que le arrancan partes del cuerpo a jalones, cómo si estuviera uno solo en medio de la nada.
Un buen día doctora, al no encontrar solución para la niña en Obregón, y al mirar la intubación inminente para Fátima decidimos irnos con miedo, dolor e incertidumbre a Hermosillo a buscar ayuda para la bebé. Y bendito sea Dios, nos encontramos con usted doctora Ericka Sosa, usted nos ha mostrado la otra cara de la medicina, o quizás la cara correcta de esta, la cara real del médico, aquella cara que, con amor, con paciencia, con una calidad humana excepcional y con mucho profesionalismo, ha sacado adelante a Fátima, usted querida doctora ha resuelto el problema con medicamentos, mismo que en Obregón quisieron resolver con dos cirugías.
Me duele saber que esas cirugías muy probablemente no eran necesarias, y al patinar con el pensamiento en esto, me doy cuenta que me alegra más ver a Fátima en casa sonreír, balbucear, llorar y gritar por su lechita en el biberón que tanto le gusta.
Doctora, escribo esto en compañía de mi esposa e hijos para agradecerle de todo corazón lo que ha hecho con esta Familia, no solo es la pequeña si no que somos toda la familia y muchos más los que la queremos y la bendecimos.
El viernes 18 de noviembre a las 2:30 de la tarde fue el cateterismo para la niña y el lunes 21 su cirugía acá desde donde le escribo, en el hospital HIP en la Ciudad de México, en el mejor hospital del país para el padecimiento de Fátima, todo por la ayuda y acompañamiento de usted.
Doctora quisiera decirle cosas que llamaran su atención, que pudiera entender el agradecimiento y reconocimiento que le tenemos que la llevaremos en nuestros corazones toda la vida. El camino más adecuado que encuentro es el ser honesto con lo que escribo.
Me despido con las palabras que mi esposa le dijo en el consultorio hace días: "Es la primera vez doctora en estos meses que disfrutamos a Fátima, que está en casa y que nos llena de su alegría".
La abrazamos con nuestra oración y la cuidamos con nuestra amistad.
Que Dios, aquel Dios que todo lo puede y que nos lo ha mostrado doctora, me la bendiga y me la llene de alegría siempre. ¡Nuestraamistad y gratitud por siempre!.
Atentamente: Familia Espinoza Vaquera.