La vivienda guarda auténticos e invaluables tesoros, por el valor histórico que estos representan
Por: Oviel Sosa
Como si hubiera sido sacada de un cuento infantil, una antigua casa sobresale del contexto que invaden las construcciones de la nueva civilización.
Un techo basado en la corriente de la arquitectura clásica, llamado tejado a dos aguas, construcción que tiene su origen en las civilizaciones griegas y romanas, es el diseño que proyecta la vivienda, que se ubica por la calle Obregón entre No Reelección y Guerrero, en la colonia Benito Juárez; edificación que representa la casa más añeja de Ciudad Obregón.
De acuerdo a documentos históricos se pudo recabar información de dicha construcción, la cual data de 1907. Casa que se erigió tras extenderse en 1906 las vías del ferrocarril Sud Pacífico, las cuales llegaban hasta Esperanza, pero la compañía tenía la intención de abarcar mayor territorio en la entidad, es por ello que los rieles se prolongaron al sur y así nace la estación que fue nombrada Bandera Cajeme.
La vivienda se trajo desde Empalme en 1907 para que fuera la casa del jefe de mencionada estación, por lo que tiene 116 años guardando recuerdos de lo que ha sido la historia del municipio de Cajeme.
En 1930 la estación sufrió un incendio y desde ese entonces la casa perteneció a don Lauro Servín de la Mora, quien por varias décadas trabajó para ferrocarriles nacionales.
En 1954 el patio ferroviario sufrió un reacomodo y, ante los cambios, la casa se movió unos metros al sur.
Por el tamaño y el peso de la vivienda se tuvieron que emplear troncos untados de grasa que sirvieron para que la base de la casa resbalara hasta llegar al punto donde se encuentra actualmente.
En aquellos años el frente de la casa daba hacia las vías, pero ahora la entrada se encuentra por la calle Obregón.
La madera y lámina con las que fue construida han soportado lluvias y calor incesante que azota Ciudad Obregón y hoy en día sirve de vivienda de descendientes de don Lauro Servín de la Mora.
El interior de la casa guarda tesoros invaluables por la riqueza histórica que estos encierran, como lo son un reloj que atesora tiempo que marcó el rumbo de los vagones que por ahí pasaban, una caldera que servía de estufa, en la cual don Lauro, quien falleció en 1960 a la edad de 73 años, cocinaba para afrontar su jornada laboral, además se encuentra un teléfono que arrastra más de un siglo de vida.
Es así como tal vivienda marcó un rumbo importante para el crecimiento de Cajeme, porque con la movilidad de mercancía y personas que se desplazaban por el ferrocarril la zona empezó a poblarse para con ello dar paso a un asentamiento humano que hoy se conoce como Benito Juárez, el cual es considerado la primera colonia de Obregón, algo que significó los cimientos que formaron las bases y constituyeron el municipio de Cajeme.
Actualmente la vivienda es habitada por un descendiente de don Lauro, la cual guarda en sus paredes historia importante que detonó la economía de la región con la llegada del ferrocarril.